— ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Era un ciudadano decente! —
— ¿Ciudadano decente? — pregunto el pelinegro mientras colocaba un pie encima del frío cuerpo de aquel hombre — esto que llamas ciudadano decente a violado a ocho niñas en una semana —
El rubio al escuchar aquello no pudo evitar sentirse impresionado.
Jamás pensó que ese hombre fuera capaz de cometer tales atrocidades, no parecía mala persona.
¿Cómo llegamos a este punto?
Pues bien.
Keigo Takami, el chico que se esforzaba cada días por ascender de puesto y estatura social. Tenía como objetivo volverse parte del Top Diez de grandes héroes de Japón, volverse importante, asistir a reuniones de alto rango y dejar de estar dentro de una oficina de quinta categoría solo rodeado de papeleo.
No, ciertamente quería cambiar y cumplir su sueño que, en algún momento de su infancia creció como una rosa en el invierno, teniendo que protegerla de las tormentas de nieve para que está no sucumbiera ante una muerte inducida por la realidad cruel de la humanidad.
Siendo ajeno en cierta parte a la cara podrida y jodida de la humanidad, la cual hiere a otros sin importarles un carajo quienes sean o como es su vida.
Actualmente no es como que el pueda elegir que hacer cada día en el trabajo, tenía personas que le mandaban los paraderos de los maleantes solo cuando no se encontraba ningún héroe disponible en el área, y el rubio iba a atender aquellos pequeños crímenes.
Para muchos esto no era mucho, pero para Hawks era estar cada vez más cerca de su ambición principal, eso era lo que lo llenaba y no lo hacía renunciar a ese cargo.
Este día lo habían mandado a patrullar junto con otro equipo de héroes, el sol se encontraba oculto tras una gruesa capa de nubes que estaban hinchadas de agua, dando un clima frío y relajante, todo iba bien, marchaba de forma tranquila la guardia y el día en si, hasta que se escuchó un grito en un callejón no muy lejano, seguido de una fuerte explosión que provino de un local cercano.
El grupo de superhéroes fue a acudir este último hecho, dejándole el misterioso grito a Keigo, el rubio voló hasta el callejón, atreviéndose a entrar para ver sí había algún herido.
Era estrecho el sitio, además de húmedo y algo caluroso, la iluminación era escasa por culpa de las escaleras de emergencia de los edificios de aquel barrio pobre además de la ropa colgada de las cuerdas de alambre entre la división de ambas construcciones. Camino con seguridad, abriéndose paso entre los contenedores de basura y charcos de agua gris.
Sus pasos resonaban gracias al eco, su respiración se mantenía calmada y su corazón trataba de imitarle, no era la primera vez que le asignaban una misión como bien se dijo antes, pero si la primera vez que le dejaban solo en una situación parecida, no sentía miedo alguno, pero si una gran ansiedad por no saber que esperar detrás de esas penumbras tórridas.
No faltaba demaciado para dar con el final del callejón, en parte se sentía algo decepcionado ante la idea de no encontrar nada o a nadie, y por otra parte se sentía con algo de esperanza puesto a que aún queda por caminar un poco mas. En un momento no esperado sus pensamientos se esfumaron al escuchar ruidos que no eran causados por él.
Lo tenía.
Tenía al causante de ese ajetreo o tenía a aquel hombre que grito hace tan solo un minuto.
Camino más rápido procurando no hacer ruido, tratando de ver mejor entre la oscuridad, sin darse cuenta, de entre las penumbras pudo distinguir la figura de una persona, está dándole la espalda, entrecerró los ojos en un nuevo intento por ver mejor, y es que de no ser por el sol que fue liberado de las grises nubes jamás hubiera logrado ver algo de manera concreta.
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Eres Mío
FanfictionPara nadie sabe que este mundo está podrido y que la policía ni los héroes hacen algo al respecto para cambiarlo, dejando todo en manos de los ciudadanos, Dabi es uno de los pocos que se atreve a tomar justicia por sus propias manos, sin remordimien...