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Los futbolistas del equipo ganador se encontraban dando una entrevista a los medios de comunicación. Celebraban la Victoria de su equipo y claro, también atendían a alguna que otra duda que se presentara.

Absolutamente todos se dedicaban a ser amables y atender de la mejor manera a los reporteros, sin embargo, entre más pasaba el tiempo se les volvía más complicado seguir justificando la ausencia de una de las principales estrellas de la selección. Leonel Messi no se encontraba en aquella rueda de prensa y aunque sus compañeros intentarán cubrirlo con excusas creíbles, lo cierto es que se sentían cada vez más acorralados con las preguntas.

Minetras tanto, en una de las habitaciones más altas de un hotel prestigioso se encontraba en futbolista, justo con su pareja, en una situación algo comprometedora.

El alfa se encontraba sentado en el borde la amplia cama, suaves suspiros se escapaban de sus labios y mientras mantenía sus ojos expectantes a lo que sucedía. La figura del omega se encontraba arrodillada frente a él, justo entre sus piernas y con su miembro muy clavado en su boca.

El de cabellos rizados veía como la cabeza del más bajo subida y bajaba con un ritmo que lo mantenía al borde de la situación. La lengua del argentino creaba un recorrido lento desde la base hasta la punta donde se tomaba el tiempo de succionar, de su boca salían pequeños jadeos al percibir como el más alto jalaba su cabello de vez en cuando.

—Alto, déjame hacerlo a mí.—Leonel tiemblo ante la gruesa voz de Guillermo.—No quiero que te canses, cariño.

El omega sonrió minetras abría su boca, dándole espacio a su pareja, lo observó levantarse quedar frente a él, acarició desde su cabellera hasta las mejillas del futbolista, para después introducir miembro en aquella boca que lo tenía delirando y con una última mirada cálida, sujeto la cabellera contraria y comenzó a penetrar la cavidad bucal del argentino.

Embestía fuerte y rápido, llegando a la garganta del más bajo, podía percibir suaves arcadas del contrario pero aquello no lo detenía, no podía hacerlo, no cuando su mirada se clavaba en la forma tan lasciva con la que Leonel le veía mientras mantenía sus manos sujetas detrás de su espalda. Guillermo sabía que podría hacer lo que quisiera con él y éste solo podría aceptarlo sin rechistar.

Un calor comenzaba a alojarse en su vientre bajo, y pequeñas corrientes eléctricas recorrían su espina dorsal, el alfa frenó antes de llegar a su orgasmo.

—¿Porqué te detienes?

El alfa sonrió al escuchar la vocecita suplicante de su omega.

–Tranquilo cariño, claro que me voy a descargar.– se inclinó hacia el más bajo y levantandolo con avidez continuo.— pero será dentro de ti, voy a llenarte tanto.

Leonel jadeo por la rapidez con que el mayor lo acomodó en la cama, su cuerpo descansaba boca arriba justo en la orilla de esa amplia cama. El omega abrió sus piernas dejándose expuesto ante el alfa, quien le veía con deseo y excitación.

Guillermo acercó su miembro a la entrada lubricada del menor, movía su cadera con lentitud, su grueso miembro se frotaba entre los muslos del más bajo, se encargaba de lubricarlo perfectamente con aquel líquido que expulsaba la entrada del omega. El menor se sentía al borde del delirio, el alfa lo torturaba de esa manera y solo podía sentir su anillo contraerse ansiando ser llenado.

⚽️ El Gol ⚽️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora