Era un día como cualquier otro cuando, repentinamente, me dieron ganas de salir a tomar un café. Aprovechando que hacía mucho tiempo que no tomaba aire fresco a causa de mis numerosas responsabilidades, decidí ir al Cat Café Lucky, pues se encontraba a 10 cuadras de mi casa.
Mucha gente me había recomendado ese lugar, pero yo nunca fui alegando falta de tiempo, pues si no era mi trabajo, eran los estudios, mis proyectos... El ciclo sin fin. Por suerte, en la mitad del camino pude pasar por la pequeña plaza en la cual me solía divertir cuando era una niña y vivía por aquí.
Para ser totalmente honesta, extrañaba este pequeño pero bonito lugar. No sé en qué momento decidí que las luces de las grandes ciudades iban conmigo si en realidad siempre me sentí bien aquí... Aunque a veces creo que es necesario irse de ciertos lugares, dejar ir a ciertas personas para poder valorar realmente las cosas.
El aire de octubre se sentía casi místico, supongo que por la festividad de Halloween, y el clima parecía mimetizarse con la celebración: ni un apabullante calor ni un frío polar.
Mientras mi cabeza divagaba, llegué sin darme mucha cuenta al café.
La decoración me pareció simplemente maravillosa salvo por los gatos, pero eso es porque soy, más bien, persona de perros. De todos modos, con el tiempo he ido aprendiendo a apreciar la gracia de esos seres peludos y enojones que mucha gente adora.
Para mi suerte, la fila tenía como unas 8 personas delante mío, así que pude prestar un poco más de atención a mis alrededores y, de paso, disfrutar del paseo que tanto tiempo había postergado.
Un sentimiento de familiaridad llegó de manera súbita a mi existencia, un Déjà Visité, pero eso era imposible porque yo nunca había estado en este lugar. La impresión se hizo más fuerte y duradera, aunque intenté dejarle de prestar tanta atención a ver si así se iba.
La fila avanzaba muy lentamente, así que concentré mi vista, para ver si me calmaba, en una mesa que estaba siendo ocupada por 3 jóvenes y una larga pila de libros y, lo que parecían, muchas tazas de café.
La chica pelinegra, de unos 15 años, hacia caras de frustración mientras que el chico alto que estaba sentado a su derecha intentaba no reírse. El muchacho de cabello rizado, oscuro y abundante se tocaba la frente con la mano izquierda revelando una mueca de cansancio.
—¡Estoy hastiada de esto! —gritó la chica causando que el rubio finalmente soltara la carcajada que tenía atragantada.
—Abril, ¿cómo es posible que siendo la hija de tus padres no puedas con unos simples ejercicios de física? —comentó el joven corpulento.
Así que ese era el motivo por el cual la mesa parecía un caos... En defensa de la desconocida, la entiendo. Mi madre siempre fue una persona de ciencias exactas y, por más que trataba de ayudarme a entender las cosas, yo no lo lograba. Finalmente entendí que yo era más persona de letras que otra cosa, dejé de intentar aprobar materias que resultaban una tortura para mi inexacto cerebro y acepté el hecho de que iba a ser la deshonrada de la familia.
Abril miró con odio en sus ojos al chico que se reía descaradamente de ella y él pareció comprender que se había pasado.
—Esto es extremadamente injusto, ¿por qué el inútil de Fis puede con esta atrocidad de ejercicios y yo no? —disputó con voz berrinchosa.
—Quizás los Hamada no sean tan inteligentes como lo parecen.
¿Hamada?, ¿por qué demonios me sonaba tanto y por qué sentía que estaba olvidándome de algo muy importante?
—Retira eso o te las verás con Erika de persuasión y Dana de violencia —dijo mientras enseñaba sus puños, con el semblante más serio que vi en la cara de una adolescente.
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¡¿Enamorados?! HiroGo
Fanfic-Escaneo Completo, diagnostico: enamorado- -¡¿Qué qué?!- Oh, tal parece que nuestro Hiro Hamada se a enamorado de alguien, ¿quién será y que les deparará el destino?, ¿será alguien nuevo o alguien a quien ya conocemos? Pues descúbrelo aquí! -Prohib...