¿Quien es ella?

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Rápidamente cayo la noche, teníamos que ir a un evento, donde seremos quien dará el espectáculo, bueno, al menos yo no, no tenía ninguna experiencia, era solamente un perro de compañía, era solamente para atraer al hombre mayor, un tipo adinerado, pero torpe. Cepillaba mi largo y liso cabello azabache, mientras miraba mi reflejo en el gran espejo de una de las geishas. Escuché un estruendo de un objeto caer en la habitación y aparte mi mirada del espejo; cuando volví a mantenerme concentrada en mi reflejo, me di cuenta de que ya no estaba viéndome a mí, sino a otra chica del lado del espejo, estaba mirándome con esos ojos negro-penetrantes, su rostro estaba pálido y un cabello recogido, mirándola atentamente, se parecía a ella en muchos rasgos. La chica me sonrió leve, de una manera perversa, al igual que ese hombre, la chica abrió su boca emitiendo sonidos que provenían de la mandíbula crujiendo, sus ojos se tornaron blancos y su boca seguía abriéndose exageradamente, paralizada de lo que presenciaba, se veía como si ella quisiera comerme el alma, asfixiarme con la mirada y ahorcar todo mi cuerpo y mis intestinos. La exigente geisha, la dueña del espejo, entro y sin importarle mi rostro pálido lleno de miedo, me estiro de un mechón de mi suave pelaje, y me alejo del espejo, “¡Deja mi espejo ahí! No te di permiso de agarrar mis cosas rata de alcantarilla”; me queje de ese estirón, pero me alegre de que me alejara de ese espejo maldito, no pude pelear con ella del pánico que sentía al ver esa figura humana dentro del espejo; mis piernas apenas reaccionaron, pero salí de ahí casi arrastrándome por el suelo. Mi respiración estaba descontrolada, trague saliva y me controle lo más rápido que pude, después de todo, solo era una alucinación, eso fue todo ¿No es así?

Llegue al festival aun con el miedo de la criatura que se presenció en el espejo hace un momento. Era un lugar luminoso, el ambiente era tranquilo y a la vez divertido, las geishas iban entrando detrás del pequeño escenario de madera, para cambiarse dentro de los vestidores de bambú con un lindo estampado tradicional; los chicos pordioseros que se colaron en el evento de clase alta, trataban de mirar por arriba del vestidor, una de las chicas se dio cuenta y su grito llamo la atención de algunos guardias, lo cual los chicos fueron obligados a salir de la estancia, siendo agredidos fuera del evento. Yo solo miraba con seriedad la situación de los chicos, pero sin ningún resentimiento, esos deambulantes se lo merecían después de todo. Por otro lado, estaban los hombres millonarios, ellos tenían todo el derecho de tocar a la que sea que se le antojase, éramos un simple producto, pero no nos daban el valor que se merecíamos. La geisha mayor camino al lado mío, y al verme distraída, jalo mi largo cabello de una manera desprevenida pero brusca; “Mantén tus modales, Kazue. Eres como un pedazo de carne para los lobos”. Con esas simples palabras, mi cabeza volvió a una situación real, y entendí que es lo que intentaba decir… Y cuáles eran las intenciones de aquel hombre, ahora lo comprendo. Nos sentamos al lado de los hombres de buen ver, solo para lograr que nos notaran entre toda la multitud, había un espacio vacío del lado de mi maestra, el cual poco después ocupo el hombre de edad mayor, y sus acciones no fueron una pura casualidad, lo primero que hizo sin ninguna pena, es intentar llamar mi atención con su mirada; lo logro, pero no de una manera amorosa, más bien incomoda, estaba incomoda. La Geisha no le dio importancia mínima a lo que yo sentía, aunque a voces mudas se notaba, “Kazue, no seas tímida y saluda al señor Jun”. No tuve otra opción que presentarme, con un hombre que no tenía ni idea de lo que tramaba, uno con el que no me sentía cómoda, obligada como una oveja a ir a ser matada para ser la satisfacción de alguien que no conozco. Las geishas pasaban una por una al escenario, mostrando su talento de mover con delicadeza su cuerpo, como una pluma de ave flotando entre los aires, y al mismo tiempo está tendiendo de un hilo, sus movimientos suaves y elegantes, era como un animal fantástico de un aura blanca. Mi momento de inspiración fue interrumpido cuando el mayor Jun se acercó a mí y me susurro “Algún bailaras así, y lo harás mejor que ellas…”. Su voz cerca de mí me dio escalofríos, pero de nuevo alguien llamo mi atención, del otro lado del escenario, estaba ella, la chica del espejo, estaba viendo el espectáculo, me sorprendí con  su presencia, ella volteo hacia mi directamente con un rostro serio, era como si ella sabía que estaría ahí, en ese lugar en específico, el señor Jun agarro mi hombro y me desvió de lo que estaba viendo, volví a voltear hacia la chica, pero ella ya no estaba, simplemente desapareció, como la espuma en el mar, por más que la buscase con la mirada no la encontré, la geisha que me hacía compañía se percató de como ignoraba al mayor. Y eso no le agrado ni un poco, arrugo la nariz y me tomo del brazo levantándome del suelo frio, “Lo sentimos mucho tenemos que retirarnos, le agradezco su compañía” hizo una reverencia y después de un tiempo termino el espectáculo, nos fuimos a casa y la mayor me dio mi castigo, por no hacerle caso a aquel hombre, recibí varias heridas en mi limpia espalda, con una rama que azotaba mi piel, solo me quedaba llorar y quejarme por ello, nunca soñé con ser una geisha, no comprendo porque el regaño, yo  solamente quería ser libre, quería bailar como un ave al igual que una geisha, pero no en una jaula, sino libre, lejos de todo lo que me hiciera daño.

Caí en un sueño profundo, no recuerdo ni como llegue a dormir en el suelo, en el jardín fuera de la cálida casa, los pájaros cantaban una melodía incomprensible como en todas las mañanas, el cerezo más grande del jardín hacia bailar sus flores de nuevo, un pétalo cayo delicadamente en mi mejilla, el roce del frágil pétalo me hizo despertar de mi profundo sueño, mire a mi alrededor con mis ojos hinchados de tanto llorar aquella noche, mi cabello liso cubría mi rostro, estaba húmedo por las lagrimas que derrame, por el frio que sentí que me abrazaba como una manta, pero no era cálida ni agradable. Me levanté del suelo, adolorida de mis hombros y espalda, que estaban descubiertos y se podía notar los rasguños de esa rama; me cubrí con mi kimono volviendo a ponérmelo, temblaba de miedo todavía, miraba a mi alrededor intentando no llenarme de coraje con la Geisha mayor.
De pronto escuche una voz suave y cálida. “Se cómo te sientes”. Voltee de donde provenía la voz, me paralice, al verla frente a mí, la chica del espejo, la misma que vi ayer, estaba vestida elegante, como una geisha a punto de salir al escenario. “Lamento haberte asustado anoche, no te hare daño, somos iguales”. No podía decir ninguna palabra, mi garganta estaba seca; tartamudee una pregunta “¿Quién eres?” esperando su respuesta; ella solo sonrió levemente y extendió su mano, “Soy Maiko, y quiero negociar contigo…” No sabia si era un humano, y solamente se apareció así de la nada con una muchacha simple entre muchas otras, ¿Qué quiere de mí?
“Necesito tu cuerpo, necesito venganza…” Su sonrisa se volvió perversa, como la vez que me miro en el espejo, la misma sonrisa. “El señor Jun es un hombre doble cara. Yo te ayudare a lidiar con él”.

Lo sabía, desde el primer momento en que vi a ese señor, sabia que era una mala persona, sus ojos reflejaban lo malo que podría llegar a ser, poco después me di cuenta sus verdaderas intenciones, específicamente en el festival, guardaba un rencor ante ese tipo de hombres, así que acepte, pensé que solo tendría que desnudarme ante ella, pero un fue así. Su mano cubrió toda mi frente, comenzó a balbucear unas cuantas palabras, que fueron incomprensibles, ya que me estaba desvaneciendo, mis ojos ya no reaccionaban, solamente, me esfume...

La Geisha PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora