Capítulo 1

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Era lunes por la mañana. El alfa Jungkook había despertado con la dulce y para nada ruidosa melodía de welcome to the jungle de ACDC... ¿ACDC?¿Quien carajos se despierta un lunes a las 5AM con ACDC? Pues Jungkook. Si bien, no era un hombre de sueño pesado, sabía que luego de las guardias de 72hs en el hospital su cama tenía un efecto anestésico con duración indeterminada. Por lo que necesitaba algo fuerte para volver a la vida. Casi tan fuerte como el café que bebia todas sus mañanas luego de una ducha ligeramente fría. Café que nunca llegó ese lunes ya que su preciada cafetera decidió tomarse un descanso y dejar de funcionar.

Esa fue una de las razones por las que Jungkook inicio el día con un pesado "humor de lunes" como solía llamarlo. La molestia latente, el cansancio infinito, el arrepentimiento de haberse levantado de la cama así como las incesantes ganas de que el día, que recién inicia, llegué a su fin. Éran sentimientos que no se apaciguan hasta tomar un buen café en silencio y con calma. O al menos así lo sentía él.

Durante su camino en auto Jungkook realmente intento relajarse, no quería que sus compañeros tuvieran que aguantar su mal humor por un minúsculo problema propio, por lo que intento ser positivo. El clima estaba agradable, su día iba a ser tranquilo ya que hoy le tocaba el control de pacientes y no urgencias, vería a su "paciente favorito", su horario del almuerzo estaba libre... Pensar en eso logro calmar considerablemente a la fiera en su interior.

Cómo todos los días al llegar al estacionamiento del hospital iba en dirección a su lugar predilecto y favorito, no era muy cerca de la entrada al hospital porque casi todo el mundo se adueñaba de dicha zona, como si los otros muchos metros a disposición estuvieran malditos o algo por el estilo, pero tampoco muy alejado, era la distancia perfecta para recorrer luego de un agotador día y sin tener que maldecir a algún idiota que se estacionó lo suficientemente cerca como para tener que hacer maniobras dignas de Brian O'conner para salir de ahí sin abolladuras.

Con su humor más relajado, dió la vuelta donde rutinariamente lo hacía para continuar unos metros, más grande fue su sorpresa al ver un auto color gris en su lugar. Esa mañana definitivamente iba de mal en peor.

Maldijo al imbécil invasor dueño del auto y recorrió el estacionamiento buscando un buen sitio hasta encontrarlo.

Estacionó y descendió velozmente. Había perdido demasiado tiempo y a cada segundo su malhumor aumentaba.

— llegas tarde— escuchó ni bien dió el primer paso dentro del hospital.

— no me digas— respondió sarcástico con el seño fruncido.

— humor de lunes— señalizó el otro doctor— ¿Qué pasó?

— pues mi cafetera decidió hacer huelga y un imbécil ocupó mi lugar en el estacionamiento, eso pasó Tae.

— creí que era por los nuevos enfermeros.

Como si eso hubiera sido la última gota Jungkook soltó un gruñido frustrado. Su aroma se volvió más amargo de lo normal dejando saber que ni él ni su lobo no estaba de humor.

No tenía nada en contra de estar a cargo de los nuevos enfermeros pero siempre causaban algún problema en su primer día. Lo comprendía, los nervios juegan en contra cuando son nuevos pero ¡Dios! ¿Justo hoy? ¿Acaso debía pagar por haberse negado a donar sangre por estar enfermo?

Continuó su camino hacia los vestidores para buscar su bata de trabajo pero cuando abrió la puerta un aroma embriagante inundó sus fosas nasales.

Dulce
Como el desconocido rostro frente a él.

Terroso
Como la bella piel ajena exhibida.

Hogareño
Como el sentimiento que despertó en su lobo.

Dulce Omega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora