1-Nuevos Cambios

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El ruido del despertador retumbó en toda la habitación, Sara al escuchar ese maldito sonido no tuvo más opción que despertarse, se levantó de la cama de un salto y se dirigió al cuarto de baño, se miró en el espejo y se dijo así misma que hoy iba a ser su día, que hoy tendría el valor de declarar su amor, pero como siempre eso solo era su fantasía, puesto que ella jamás se declararía a alguien porque es una persona muy tímida y torpe con respecto al tema del amor. Se fue a la cocina y se preparó el desayuno mientras leía el periódico local de su ciudad, entonces su teléfono empezó a iluminarse y era que le estaba llamando su amigo, Pedro, el cual le dijo que fuera a su casa que tenía una mala noticia para ella y era urgente. Sara cogió el coche y se dirigió lo más rápido posible a la casa de Pedro, dejó toda las tareas de la casa por hacer pero a ella le dió un poco igual, en el camino hasta la casa de Pedro ya tenía una idea de esa mala noticia, puesto que Sara siempre se anticipaba y casi nunca se equivocaba.

Aparcó el coche y una vez allí cuando escucho las palabras de su amigo, las lágrimas de Sara no cesaron. La noticia fue tan impactante que estuvo llorando un tiempo considerable. Pedro le dijo que aunque fuera una mala noticia no era para tanto, a lo que ella instintivamente le clavó una mirada tan seria que parecía que le iba a atravesar el alma. Pedro, asustado, intentó arreglar la situación, pero era inútil porque ya la había cabreado, y él sabía que ya no podía hacer nada puesto que Sara tenía un carácter muy fuerte, le cogió la mano y le dijo que no se enfadara que él no lo había dicho con mala intención.

Entonces al escuchar las excusas que ponía su amigo empezó a sentir una rabia por dentro que no aguantaba más estar a su lado y decidió irse de allí lo más rápido posible, se levantó del sofá, se puso su abrigo, cogió las llaves y salió de la casa malhumorada pensando que su amigo era un imbecil y un grosero, Pedro desde la ventana de su casa le dijo que tenía que afrontar la verdad y que tenía que madurar que ya tenía una edad y que no podía comportarse como una niña pequeña, pero Sara como estaba tan enfadada no escucho las palabras de su amigo.

Una vez montada en el coche, el teléfono se iluminó de nuevo y mostró un mensaje proveniente de su padre, a lo que ella ignoro rotundamente, puesto que sabía lo que le iba a decir. Entonces apagó el móvil y se dirigió a un parque cercano, situado a las afueras de la ciudad, ese parque era bastante grande, tanto que hasta un niño podría perderse fácilmente, estaba lleno de enormes y frondosos árboles y también poseía una gran fauna ya que cerca de allí estaba situada una zona de animales es estado de semilibertad, así pues, era un lugar mágico, lleno de vida donde se respiraba una tranquilidad que hacía elevarte.

Cuando llegó se sentó en un banco que estaba situado cerca de un lago enorme, cuyas aguas eran cristalinas, tanto que se podía ver el fondo. Ella se quedó mirando el agua fijamente y sus pensamientos salieron a flote, lo primero que se le pasó por la cabeza fue ese maldito mensaje de su padre, así que se armó de valor y encendió el móvil y leyó el mensaje, el cual decía que ya iba siendo hora de que se dejara de tonterías y que pusiera de una vez su vida en orden, Sara al leer el mensaje sintió un remordimiento y una rabia por dentro que le falto poco para romper el móvil con sus propias manos, entonces respiro profundamente e intentó relajarse.

De repente Sara percibió un olor misterio, un olor que le recordaba a su infancia, de cuando su madre le compraba algodón de azúcar, que se le quedaba pegado en los mofletes, recordó lo bien que se lo pasaba con su madre y le vinieron recuerdos de las horas que pasaba en ese parque jugando con los niños y niñas que también iban allí. Había algunos días que paseaban por unos caminos largos y anchos llenos de matorrales y arbustos, con flores de todo tipos de colores, y daban de comer a los animales salvajes que habitaban en ese lugar, palomas, ciervos, gorriones, etc. Otros días se sentaban las dos juntas a leer libros de hadas y caballeros y pasaban las tardes tumbadas en los regazos de un roble que daba una estupenda sombra;
Sara después de todos esos pensamientos melancólicos, reflexionó y sacó la conclusión de que en esa época todo era maravilloso, dulce, alegre, agradable, todo perfecto. Hasta que su madre la abandonó. Y dejó correr una pequeña lágrima de nostalgia por su cara.

Entonces paso por aquel banco un puesto de algodón de azúcar y los ojos de Sara se clavaron en ese puesto ambulante, se puso de pie y sin pensarlo fue a comprar ese algodón que le traía tantos buenos recuerdos. Sin más sus piernas se detuvieron, se quedó paralizada, sin aliento y su corazón empezó a latir frenéticamente, porque en ese puesto estaba la chica que a ella le gustaba. Aunque Sara intentó disimular su reacción al verla su expresión corporal no la estaba apoyando. Y Paula, aquella misteriosa chica que hizo que Sara se paralizará, se acercó y con una amable sonrisa intentó establecer una conversación con Sara, pero Sara se quedaba trabada y solo balbuceaba y apenas se le entendía. Esto provocó que Paula se pusiera a reir, lo que hizo que Sara se pusiera roja de vergüenza.

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⏰ Última actualización: Nov 29, 2022 ⏰

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