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Estaba llorando sobre tu orgullo...Creí que la sal de mis lágrimas le harían daño.

Pero las gotas rebotaban sobre las hojas y caían en el tronco para hacerlo crecer.

Nada de mi sufrimiento le hacía daño.

Sólo alimentaba tu ego....Sólo te causaba placer.

Por eso alejé el agua de tu orgullo y me aparté,

Sequé mis lágrimas y me largué del frente tuyo,

Cada lágrima, cada saliva, cada dolor me lo tragué,

Y con el agua que rodaba de mi cara rocié cada hoja y el tronco de mi orgullo.

Diario De Un Poeta#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora