Comprendiendo tu corazón

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Hace días que Ochoa actúa extraño.

Los comentarios sarcásticos se habían acabado, apenas y le dirigía la palabra a Messi. Desde que regreso no ha liberado ninguna feromona y era difícil verlo por el apartamento, Messi sabía que estaba presente pero no podía verlo.

Ochoa estaba dolido, el amor de su vida era feliz con otra persona. En su cabeza habían miles de excusas para que eso ocurriera.

Quizá sufrió un accidente y perdió la memoria.
Quizá fue sometido y está con ese alfa en contra de su voluntad.
Lo obligaron a casarse por que quedó embarazado.
Su vida corre peligro.

Las excusas con las que intentaba autoengañarse no funcionaban, por desgracia Ochoa conocía muy bien el corazón de Javier, aquella era la sonrisa más sincera que había visto.

Todo aquello que Ochoa había estado persiguiendo por años se alejó mucho más que antes, ahora sabia perfectamente que Javier era algo que no podía alcanzar, algo que jamás regresaría.

Hace días que Ochoa no prueba bocado alguno, está encerrado en su habitación ahogado con tequila y la soledad de su corazón.
En aquel cuarto suena una melodia con poco volúmen:

♪♪ Botella tras botella...♪♪

En el suelo habían varias botellas vacías, Ochoa tendido en la cama veía el techo con la mente en blanco, la barba le creció.

Parecía un completo vagabundo.

♪♪... Mejor su recuerdo me lo bebo... ♪♪

No importaba cuando bebiera, los alfas dominantes tienen alta tolerancia al alcohol. Podían beber grandes cantidades, para ellos era como tomar agua.

Mientras Ochoa sentía lástima por si mismo, Messi luchaba con el dolor del embarazado, su estómago dolía y la espalda también. Constantemente tenía dolor de cabeza y no podía ingerir nada más que papillas. Odiaba admitirlo pero necesitaba las feromonas de Ochoa para estabilizarse.

Era media noche, era incapaz de caer en los brazos de Morfeo debido al dolor. Con mucha dificultad salió de su habitación para ir a la sala. Hace unos días la empleada trajo unas flores amarillas.
Messi que no sabía nada de flores porque lo suyo era el fútbol dijo que eran bonitas y que era la primera vez que las veía.

Se sentó en el piso y olfateo las flores amarillas, tenían un aroma familiar.

La luz de la luna entraba por la gran ventana que permanecía cerrada para evitar que el frío entrará.

La botella de tequila de Ochoa se había acabado, salió en busca de algo más para embriagarse, quizá unas pastillas para dormir o algo.
Al pasar por el arco de la sala vio aquella imagen:

Messi tenía los ojos cerrados y olfateaba con elegancia aquellas flores sobre la mesita de centro, la luz de luna brillaba a sus espaldas en la oscuridad.

Ochoa no podía ver bien si rostro pero sentía la mirada de Messi. En efecto, Messi estaba viendo la facha de vagabundo de Ochoa.

Ambos estuvieron en silencio por unos minutos mientras se veían fijamente a los ojos.

Fue Messi quien rompió el silenció.

—No me importa, pero ¿Que te sucede?— Messi permaneció en su lugar sin mover un solo dedo.

—El bebé.— dijo Ochoa con una voz carrasposa

—Otra ves con la mierda que es tuyo?—

Una sonrisa vacía se dibujo en el rostro de Ochoa, entonces dijo lo primero que se le vino a la mente sin siquiera pensarlo. —Te puedes quedar con el, me da igual lo que pase con ustedes.—

Medio Tiempo En Tu Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora