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JungKook

Llevaba tanto tiempo con el corazón roto que casi no sabía qué hacer conmigo mismo ahora que por fin había recuperado a mi hermano...

Hyung había vuelto por mí, y ahora podía dejar todo en sus manos.

Él me amaba como siempre había soñado que lo haría.

Me lo había prometido, para siempre.

Me envolví en él, pasando los dedos por su pelo para mantenerlo cerca y perdiendo la noción del tiempo mientras me besaba y me besaba y me besaba. Ya me sentía como si estuviera flotando -todavía en una especie de estado de ánimo de ese espacio mental borroso y soñador en el que había acabado cuando me había azotado- y me sentí tan bien cuando volvió a hacerse cargo de mí que no quise bajar nunca.

La primera vez, el año pasado, le pedí a Hyung que me enseñara qué hacer. Cómo complacerlo. Lo que le gustaba. Pero esta vez tenía miedo de pedirlo. Miedo a agobiarlo. En lugar de eso, cerré los ojos y dejé que los labios de mi hermano, su cuerpo y esas manos grandes y fuertes que tanto había echado de menos me dijeran todo lo que necesitaba saber.

Como lo mucho que le gustaba que le chupara la lengua una vez que me la metía en la boca.

O cómo su polla -caliente y dura y palpitando entre nosotros como una promesa a pesar de que todavía estaba atrapada en sus vaqueros- se hinchaba aún más cada vez que gemía por él.

O lo bien que me sentí al apretar mi polla contra la firme protuberancia de la suya... lo bien que se sintió todo, especialmente al oírlo gruñir mi nombre como si de verdad, de verdad, me necesitara así también.

¿Y todas las demás cosas dulces y sucias que empezaron a salir de la boca de Hyung? Me dije a mí mismo que no debía ser codicioso, pero oh Dios, quería que me dijera esas cosas siempre a mí.

No sabía qué tenía en mente cuando había pensado en enrollarme con un desconocido. No quería a nadie más, nunca. Las cosas que decía Hyung sólo sonarían bien viniendo de él. Puede que no fueran fraternales, pero sinceramente no podía imaginar cómo podría ser mejor que tener a mi propio hermano -la única persona que siempre me había hecho sentir seguro y cuidado y en la que confiaba para todo- a cargo de esto también.

—Más despacio, conejito. —jadeó mientras yo jadeaba debajo de él, empujando contra él hasta que la fricción de sus vaqueros prácticamente me rozó la polla.

—Yo... no puedo. —dije, ya que era la pura verdad. Lo necesitaba.

Hyung se rio, me puso de espaldas y me inmovilizó las muñecas sobre la cabeza. Traté de seguir frotándome contra él de todos modos, pero se limitó a negar con la cabeza y se sentó a horcajadas sobre mí para mantenerme quieto, mirándome con todo el amor que tanto había echado de menos mientras él no estaba.

—Espera, pequeño. —dijo, usando la voz que yo sabía que significaba que era mejor hacer lo que él decía.

Siempre me había gustado hacer lo que mi hermano decía -me daba un cálido resplandor interior cuando sabía que estaba orgulloso de mí-, pero esta vez no estaba seguro de poder ser bueno. Sentía la piel demasiado caliente y las pelotas demasiado apretadas. Todo mi cuerpo se sentía hinchado y tenso, lleno de un calor chisporroteante al que la palabra "cachondo" no hacía justicia. Y mi polla... Dios mío... estaba desesperada de una manera que nunca antes había sentido. Desesperada por él.

Esperar, frenar, quedarse quieto... Simplemente no podía.

—Por favor —gemí—. Hyung, necesito... necesito...

Brother's Love -- JinKook (adapt.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora