- Prometimos estar juntos por siempre - dijo entre lágrimas.
- Y nadie nos separara, Te amo -.
-Te amo y siempre estaré contigo -.
"Ellos no permitirían que nadie los separe"
- kookmin
- Jm bottom, Jk top
- Sad
- lenguaje vulgar
- Historia original...
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El aroma del café recién preparado invadió las fosas nasales de un chico azabache quien iba concentrado leyendo en su tableta de trabajo, tenía una junta con algunos socios y necesitaba revisar los documentos para verificar que estaba en orden.
Este suspiro dejando su maletín aun lado de la mesa y tomo asiento.
Su cabeza dolía, el estrés lo estaba consumiendo por completo.
Todo era sumamente cansado, si hubiese sabido desde el principio que esto era todo aquello que con llevaba tomar las riendas de la empresa de su padre hubiera escogido igual que su hermano y se dedicaría a la música. Pero aquí estaba en pleno centro de Seúl, queriendo tomar un café cargado para apaciguar el sueño y continuar leyendo los contratos.
Se recostó sobre el respaldar de su asiento y cerró los ojos un momento mientras esperaba que algún mesero tomara su orden.
No supo cuanto tiempo estuvo en esa posición cuando una voz lo obligó abrir los ojos.
Una amable señora tomó su orden y se marchó.
El azabache masajeo sus cienes antes de volver a prender su tableta de trabajo. El café le fue entregado luego de unos minutos y tomando pequeños sorbos no quito en ningún momento la vista de su tableta.
Estaba muy concentrado en su lectura que apenas noto que alguien había tomado frente a él. Éste se dio cuenta cuando escucho un leve carraspeo frente a él.
Un lindo rubio le sonrió tímidamente mientras jugaba con las mangas de su abrigo.
El pelinegro de traje miró con sorpresa al hermoso chico sentado frente a él.
— Disculpa, espero que no te moleste que me siente aquí, pero ya no ahí mesas disponibles. — las suaves voz del rubio saco de su transe al empresario, quien se aclaró la garganta intentando simular tranquilidad.
¿Quien era ese chico? ¿Y porqué su pulso se acelero al escuchar su voz?.
Y por alguna extraña razón éste le parecía familiar, una agradable familiaridad.
— No, para nada, puedes quedarte si quieres.—el chico rubio asintió con una sonrisa antes de sacar un libro y empezar a leer.
El silencio fue cómodo, pero ansiedad estaba consumiendo al empresario quien no podía concentrarse en su trabajo por estar viendo con el mayor disimulo posible a chico frente a él. Se removió incómodo sobre su asiento y aclaró su garganta.
