La mente distraida

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La mayoría de veces me dan ganas de salir por la ventana de clase, alejarme de todos, hasta de mí misma, me gustaría que mi yo interior pudiera huir bien lejos, dejar de escuchar temario aburrido que jamás recordaré y viajar a unos prados llenos de hierba en los valles con las montañas más altas, con a lo alto, una espesa capa de nieve. Estar un rato tumbada en la hierba, contemplando el cielo con el agradable sonido del agua, cayendo por la cascada, pasando por el río y estancándose en el lago, donde las ranas cantan con harmonía y serenidad. 

El sol brilla muy intensamente, por eso se está tan a gustito en la hierba blanda y húmeda del rocío que aún queda de la mañana porque nadie la ha pisado todavía. 

Por desgracia, el sueño termina cuando el timbre de final de clase suena para volver a la triste y aburrida realidad.

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