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Nota inicial: Este es un flashback de la primera vez que Dazai muerde a Chuuya, lo quise escribir porque cuando Óvulo me aloco y ajá, me quedó 3 veces mas largo de lo esperado (casi 3k)

“Está bien, solo piensa en otra cosa” se dice a sí mismo.

Incluso intentando recordar cómo terminó envuelto en esta situación, no puede evitar sentirse abrumado.

Siente los colmillos volverse a clavar en su piel y una especie de punzada lo atraviesa, no una de dolor, ojalá fuera de dolor, es una que lo hace tener que apretar los labios para no gemir.

Sus manos se mueven a las mangas de Dazai y se aferran, se fuerza a respirar y a relajarse.

Los labios y la lengua se sienten calientes contra su piel, y ese calor viaja a su estómago haciéndolo sentir agitado.

Entonces siente la mano de Dazai jalar su cabello hacia atrás con fuerza, Chuuya gime cuando vuelve a ser mordido, con cada mordida Dazai parece ponerse más salvaje, más hambriento.

Chuuya jadea y busca mantenerse en tierra firme de cualquier forma, se muerde el labio, lo muerde tan fuerte que sangra. Dazai entonces se detiene el seco.

Chuuya toma ese pequeño momento de calma para respirar y que bueno que lo hace, porque Dazai le besa como si intentara devorarselo, lame y muerde sus labios con el hambre de quién no ha probado bocado en días.

Chuuya ahora se aferra a la tela en la espalda de Dazai. Cierra sus ojos mientras hace lo mejor que puede para no ahogarse.

Dazai prueba cada rincón de Chuuya en búsqueda de algún resto de sangre, al no encontrar más se siente primitivamente decepcionado.

Dazai se aleja. Observa a Chuuya jadear por normalizar su respiración y piensa que luce bastante bien de esa forma, incluso tiene un aire erótico con ese rostro hermoso que tiene, con esos que brillan con deseo de más, con esas marcas de mordidas en el cuello, con ese olor a sangre que emana de sus heridas.

Le pican los colmillos, quiere morder más, quiere comer más.

—¿Por qué hiciste eso?— Cuestiona Chuuya mirándolo a los ojos y Dazai no quiere perderse ni un segundo de esos iris color océano.

—Tu labio sangraba, no quería desperdiciar ni una sola gota de ti — Responde, observa su cuello ¿Debería seguir mordiéndole? Tal vez deba darle un descanso a su cuello.

Aún tiene hambre, observa a Chuuya de pies a cabeza ¿Dónde puede morder? No quiere lastimarle más el cuello, pero tampoco quiere dejarlo ir todavía.

Sus ojos se detienen en los muslos de Chuuya, recuerda esa clase de anatomía que Mori le dio cuando era niño.

La arteria femoral y la vena cava.

Dazai entierra su rostro en el cuello de Chuuya y recorre la piel maltratada con la punta de la nariz.

Del fondo de su garganta sale un quejido lastimero mientras sigue frotandose contra su cuello.

—Chuuya, aún tengo hambre — Le dice, mientras su mano se coloca sobre la rodilla de Chuuya —¿Me dejarías?—

—Está en mi contrato que debo alimentarte — Responde intentando ignorar los escalofríos por el aliento caliente sobre su piel sensible.

—Sí, pero ya mordí mucho tu cuello y no quiero lastimarte, pensé en morder en otra parte—

Dazai sube ligeramente su mano hacia la parte interna de los inicios del muslo.

Malas decisiones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora