En los cuentos de hadas no existe algo como tal llamado un final infeliz para aquellos que se supone son los buenos. No existe la infelicidad para un rey amado por su reino.
Los reyes en los cuentos de hadas tienen un final feliz. Pero si era así, ¿por qué Park Jimin no obtuvo uno?
Era un rey.
Un rey que una vez fue un príncipe ingenuo, amable y enamorado de la vida. Un príncipe que, desde niño, había aprendido que debía ver a otro como su enemigo, pero cuya compañía terminó siendo su más grande amor, su amante y su todo.
Jeon Jungkook era un príncipe en la línea de la corona y potencialmente su enemigo en el trono y en el campo de batalla. Aquellos príncipes se suponía debían odiarse, pero los besos que compartieron en su inocente juventud, los suspiros y cartas que intercambiaron en la adolescencia, nunca les permitieron ser lo que muchos esperaban. Al final, ambos solo eran amantes que callaban su amor y lo gritaban a puertas cerradas.
Eran niños cuando el destino de ambos se selló con sangre y lágrimas. Las madres de los príncipes, guerreras feroces en la corte, tejieron intrigas y desataron tempestades con la esperanza de ver a sus hijos en el trono. La madre de Jimin, más astuta y calculadora, logró asegurar el destino de su hijo, pero al costo de la vida de la madre de Jungkook. La princesa Jeon cayó en una trampa mortal, su vida sacrificada en un juego cruel de poder.
Pero Jungkook, con su corazón inocente y su mirada pura, sobrevivió a la masacre que arrebató a su madre. El corazón frío de la corte no pudo apagar la chispa de vida en sus ojos. Así, el príncipe perdedor fue acogido en el palacio, convirtiéndose en el confidente del nuevo heredero.
Con el tiempo, Jungkook se ganó no solo la confianza, sino el amor inquebrantable de Jimin. Su amor floreció en la oscuridad, escondido de los ojos del mundo, creciendo en la intimidad de sus encuentros secretos y en las palabras apasionadas de sus cartas.
Amantes frágiles e intensos, su amor era una llama clandestina, ardiendo en medio de la opulencia y el engaño del palacio. Eran dos almas destinadas a ser enemigas, pero unidas por un lazo inquebrantable, viviendo su amor como un susurro en medio de un vendaval.
Su amor era igual a una rosa de marfil: delicada, preciosa y destinada a marchitarse en la sombra, alejada de la luz que podría haberla salvado. Así vivieron, ocultos en los pliegues de la noche, amándose con la intensidad de quienes saben que su amor es un tesoro prohibido, un secreto que jamás podrá ser compartido con el mundo.
Y así, en un castillo donde los cuentos de hadas deberían tener finales felices, el amor de Park Jimin y Jeon Jungkook se mantuvo como un secreto doloroso, una joya oculta en la penumbra de un reino que jamás podría comprender la profundidad de su vínculo.
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Rosa de marfil [Kookmin]
FanfictionPark Jimin, un rey atrapado en su propio corazón, está enamorado de alguien prohibido, alguien a quien no puede mostrar más allá de estas paredes.