La chica del escuadrón 115 "Especial" [Levi y tu] Shingeki no Kyojin

Especial n°3 | What if...? |

Expedición n° 43

—[T/N] —le llamó Hanji en voz baja a sus espaldas provocando que la chica diera un pequeño brinco— lo siento, no quise asustarte

—Descuide capitana —limpió el pequeño rastro de lágrimas sobre su rostro antes de dar media vuelta— ¿en qué puedo ayudarle?

—Uno de tus compañeros de escuadrón... sigue con vida

—¡¿Qué?! P-pero... ¡¿Habla en serio? —ella asintió— ¡¿Dónde está?!

—En una de las carretas, sígueme

No faltó decir nada más para que [T/N] se adelantara un par de pasos abriéndose camino entre los soldados a su alrededor. Se detuvo en seco al verlo recostado sobre la superficie de madera, vendado tanto de la cabeza como del torso, las lágrimas no tardaron en regresar y con cuidado se acercó a él dejándose caer de rodillas a su lado.

—Andre —susurró afligida mientras tomaba delicadamente la mano de su compañero bajo las atentas miradas de Erwin, Hanji y Levi

Tras el regreso al cuartel, la chica no se separó de Andre en ningún momento. Dormía en una silla justo al lado de la cama, cuidando de él.

No fue hasta el día siguiente a la expedición que el pelimarrón despertó de su profundo sueño, teniendo como mi primera imagen a una [T/N] durmiendo a su lado, sonrió enternecido al ver sus manos unidas .

—[T/N] —apretó su diestra y la zarandeó un poco en espera de que ella despertara— [T/N]

—Mmmhh —se quejó entre sueños frunciendo el entrecejo provocando que él riera

—[T/N]

—¿Qué pasa?

Murmuró mientras abría los ojos lentamente, su mente no terminaba de procesar donde se encontraba hasta que miró a Andre y no pudo evitar lanzarse a él abrazándolo con fuerza.

—¡Andre!

—¡Ouch! No tan fuerte peque —rio ligero correspondiendo a su abrazo

—¡Lo siento! ¡Lo siento! —aflojó su agarre acomodando la cabeza sobre su pecho al mismo tiempo que sollozaba

—No llores, peque. Se me rompe el corazón cada vez que lo haces

La tomó por los hombros obligándola a separarse y así poder observarla fijamente a la cara, paseó los pulgares sobre sus mejillas limpiándolas de las constantes lagrimas.

—¿Los demás... murieron? —cuestionó débilmente al recordar lo vivido el día anterior

Una presión en su pecho comenzó a formarse cuando vio a la azabache asentir levemente, sus orbes color avellana se cristalizaron al mismo tiempo que volvía a estrecharla entre sus brazos.