3 - Almuerzo de cumpleaños

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Lucas

Recibo un mensaje de Jack casi a las 11. Es una foto de Mia junto con otros empleados mientras celebran su cumpleaños. Miro la imagen con atención, y mis ojos, indiscutiblemente traicioneros, se enfocan en ella. Si sonríe así es imposible no hacerlo. A diferencia de esta mañana en la foto luce realmente feliz y yo solo puedo suspirar de anhelo.

"Llévala a casa a tiempo"

Le respondo a Jack y guardo el celular. Pero cuando observo al frente solo puedo suspirar de cansancio. Amo a mi madre, pero ella es demasiado a veces.

— No, mamá, esas no. —Digo mientras me acerco a ella y observo las rosas que hay en sus manos.

—¿Por qué no? —responde mientras enarca una ceja en mi dirección —a Mia le encantarán.

—Son las flores que le das a un amante, no a tu secretaria.

—Lo mismo da en qué trabaja, es MIA. No le vas a llevar flores sencillas.

—Mamá... —ella no me deja terminar, claro que no.

—No, ni empieces, me llamaste por una razón.

—Ya dudo del porqué te llamé —murmuro mientras ella va a otra sección de flores.

Después de recorrer el espacio, ella se gira y me observa. Puedo notarlo en sus ojos, así que antes de que ella diga algo, hablo primero.

—Prometiste no decir nada, solo es escoger unas flores madre.

—No son solo flores, son flores para Mia.

—Comienzo a creer que te cae mejor que yo.

Mamá alza los hombres ligeramente como respuesta y me blande las rosas que tiene en la mano.

—No lo pienses tanto cariño, quién habla del significado de cada flor, a ella le gustan las rosas, así que tú le regalas rosas, así es como funciona.

No por primera vez, me arrepiento de haberlas presentado. En mi defensa diré que no esperaba que se llevaran tan bien. Claro está mi mamá cree que son más amigas de lo que realmente son. Mia es demasiado precavida, hasta el punto de que trazó una línea con mamá también. A mamá no le importa, sin embargo, está realmente convencida de que Mia algún día dejará "la timidez" y serán grandes amigas.

—Bien —respondo con resignación — rosas serán, escoge ahora un ramo para la casa.

Mamá sonríe y se dirige a la dependiente donde le indica exactamente como quiere las flores, ni siquiera entiendo la mitad de lo que hablan, así que me giro y observo en cambio las notificaciones de mi celular. Hay una de mi organizador que Mia puso en la mañana y no he revisado. Me quedo estático cuando veo qué fue lo que organizó.

Cuando madre vuelve a decirme algo puedo decir con seguridad que me he sonrojado y ella me mira con tal asombro que se queda en silencio, toda una proeza para ella.

—Mamá —hablo lentamente —¿crees que he subido de peso estas últimas semanas?

Mamá me observa boquiabierta durante unos instantes. Sus ojos, idénticos a los míos, se vuelven agudos y me observa con más atención que antes.

—¿Alguien te ha dicho eso? —su voz fría asustaría a la mayoría de las personas.

—No, pero... —muevo los hombros ligeramente haciéndole ver que la ropa no queda suelta como debería. Como respuesta ella solo suspira.

—Bueno cariño, pero es que, si vas al gimnasio de la forma en la que vas, obviamente ganarás músculo.

Frunzo el ceño y antes de que pueda hablar, ella me mira con el ceño fruncido.

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2022 ⏰

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