Aquel día me tocaba barrer la puerta antes de irme, risas de niños jugando a la pelota inundaban la calle, siempre me agradó esa escena porque me hacía recordar mi propia niñez, donde fui feliz jugando con Hoseok, mi primo. Él siempre como un hermano, pasábamos los veranos juntos cuando iba con la abuela a Illsan, era mayor que yo y no tenía miedo a nada, copiaba todo lo que hacía, siempre le admiré. Se fue a Seúl en el 90 cuando consiguió un trabajo en una oficina, aún recuerdo aquel mes de Abril cuando me tuve que despedir de él en el aeropuerto y le abrazaba sollozando mientras él se reía de mi, prometiendo que vendría cada vez que le fuese posible. Siempre cumplió con su palabra.
Cuando acabé mi turno me adentré por una calle que nunca había pisado, le daba caladas a mi cigarro casi consumido, fumaba mucho por esa época, era adictivo absorber el humo que abrazaba mis pulmones, relajándome.
El reloj marcó las 9:30 PM y me sentí perdido, mirando los comercios que por ese entonces aún no había visto, hasta que un establecimiento llamó especialmente mi atención, tenía un cartel enorme con unas letras en la puerta ''Asha Dance Academy'' podía notar que aún había luz dentro, las ventanas eran de cristal y se podía ver el interior del recinto, la curiosidad pudo conmigo y me acerqué con un paso más lento, pude divisar a un chico bailar de la manera más elegante que había visto, sentí un deja vu cuando le vi ya más de cerca, era imposible, ¿verdad? seguí mirándole incapaz de apartar mi mirada, su cara de concentración y el sudor que caía de su frente se me grabó en la cabeza y me quedé inmóvil.
Sus ojos dejaron de mirar a su reflejo para toparse con los míos y dejarlos ahí, aún cuando me di cuenta de aquello me costó moverme y tuve que hacer un esfuerzo por irme, cayendo en consciencia de que probablemente el tipo se sorprendió y debí quedar como un raro. Mis pasos cada vez eran más rápidos y cuando quise darme cuenta estaba corriendo hasta mi casa, jadeando y con la adrenalina por las nubes.
Mi abuela se sorprendió al verme agachado recuperando el aire y se asustó creyendo que me estaba pasando algo, le tranquilicé diciendo que un perro quería atacarme y me fui corriendo, hasta día de hoy pienso que nunca me creyó.
Esa noche estuve dando vueltas en la cama recordando al bailarín, recordando su postura final y como su pecho subía y bajaba intentando mantener el equilibrio, como sus pies descalzos se mantenían firmes en el suelo y como su barbilla se inclinaba hacía arriba. Agarré mi cuaderno y empecé a trazar todos los detalles en un intento de copiar al milímetro la realidad.
Por esa época el domingo era mi ansiado día de la semana, mi abuela lavaba la ropa mientras yo cortaba vegetales para el almuerzo, empezaba a caer el frío de Noviembre por aquel entonces y deseaba que llegara Diciembre rápido para que Hoseok regresara para poder pasar las fiestas juntos.
-Jungkook, ¿ya has conocido a alguna chica en clase? era la pregunta que más me hacía mi abuela. -Abuela, yo voy a clases para aprender lo que me gusta... y la conversación siempre quedaba ahí.
No me había interesado antes en el amor, estaba demasiado metido en mi mundo como para darme cuenta de mi alrededor, hubo varias mujeres que intentaron conversar conmigo hasta incluso coquetear, clientes del café y compañeras de clase, yo amablemente les respondía pero nunca llegué a sentir atracción por ninguna y nunca pasó de ahí.
Aquella tarde salí a pasear por mi cuenta acompañado de mi fiel walkman, preparando la canción Bohemian Rhapsody de Queen a todo volumen para luego darle al play y empezar a caminar al ritmo de la melodía. Insuperable.
Acabé en un parque, había parejas sonriéndose mientras compartían helado, niños pintando sobre la acerca con tiza, ancianas mirando a la gente pasar, decidí quedarme y dibujé la escena que estaba frente a mi. Estaba tan sumergido en mi dibujo que no noté la presencia de alguien que se sentó al otro lado de la banca hasta que le escuché tararear una suave melodía, levanté mi vista, se trataba de una mujer de unos 60 años, no dejó de tararear y tampoco me miró, usaba un gorro morado de lana protegiéndose del frío y una falda larga del mismo color, cada uno de sus dedos estaban ocupados por anillos, tenía un aura muy mística y atrayente, finalmente se giró para mirarme y me dedicó una indescifrable sonrisa, me sentí cohibido en ese momento por su presencia y por su extrañez y como si me conociera de algo me dijo -No te preocupes, todo pasará, el universo te tiene en cuenta. Recuerdo lo anonadado que me sentí y como abrí mis ojos sorprendido de sus repentinas palabras. -¿El universo? . -Fatum y con su dedo índice indicó hacia el cielo.
-Cuando llegue el momento lo sabrás y entonces me recordarás. Después de eso solo se fue, y yo jamás la olvidé. aquel escalofrío que recorrió mi cuerpo acompañado de una brisa gélida fue suficiente para hacerme abandonar el lugar. ¿Fatum?Todavía no eran más de las 6:15 PM cuando me sorprendí a mi mismo regresando por aquella calle solitaria esperando ver a aquel bailarín que seguía pasando de vez en cuando por mi cabeza hasta el punto de molestarme y querer olvidarlo aunque siempre quedaba en intentos fallidos.
Cuando noté que la luz estaba prendida mis piernas se movieron solas hasta llegar a aquel gran ventanal y observar lo que en el fondo estaba esperando ver, el bailarín estaba moviéndose con una ligereza que hasta parecía imposible, daba varios giros para luego mantenerse parado sobre sí mismo. Noté como mi piel se erizaba y quise convencerme de que hacía mucho frío, con esta excusa decidí irme.
Pero para mi desgracia mis ojos pudieron analizar su cara mejor que la otra vez, su nariz era pequeña tenía unos labios gruesos y rosados, su ropa era muy parecida a la del jueves, casual, su cabello era rubio, y su mirada era seria y decisiva, como si estuviera retando a su reflejo. No fue difícil caer en cuenta que cuidaba mucho más de su imagen de lo que yo lo hacía.Mi cuaderno fue rellenado una vez más con la imagen de aquel chico que cada vez más estaba despertando mi curiosidad hasta el punto de asustarme, y temeroso de aquel pensamiento que evité a toda costa, tiré de la hoja arrancándola para formar una bola y la lancé a la papelera.
Canción utilizada:
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Fatum
Teen FictionJimin, un risueño estudiante de cinematografía y bailarín de ballet que se topa con Jungkook, un solitario estudiante de bellas artes, a simple vista no tienen nada que ver el uno con el otro pero el destino no se puede decidir.