Quisiera que me dijeras por que tus ojos vibran cuando me miras, y tambien cuando no me miras. Por que parpadeas cuando encuentras las respuestas a las preguntas que nunca hiciste debajo de la cama como pelusas revoltosas acumuladas por años. No te escabullas tu tampoco por los rincones ni riegues el jardin a la luz del dia. No huyas de mi que ya no pienso buscarte. Te necesito, etereo y distante. Invisible e inexistente. Porque cuando te veo ya no te quiero y cuando te quiero prefiero no verte. De esta forma absurda, la telaraña tejida con sueños disecados a las cinco de la mañana, lloviendo lagrimas blancas sobre el librero no se desbarata. Olor a mareas alborotadas, a tu nuca palpitante.
Me inclino a pensar que mi nostalgia esta llena de recuerdos, rostros y numeros telefonicos, es como un banco concurrido donde el cajero atiende como le da la gana. Ese cajero soy yo, que por mas que evade su trabajo o desperdicie el tiempo escurrido y acuoso, el reloj avanza pero la fila no termina jamas. Quiero guardar mis recuerdos en una caja secreta, un baul que las polillas del olvido no puedan consumir, la sepultaré en un cajon y asi quizas en unos años la abra y pueda revisar su contenido. Volver a saborear por un momento aquellos dias resplandecientes, esa incertidumbre afrodisiaca, la caricia torpe, la fusion corporea y tus besos de gengibre. Revisare de una por una todas aquellas promesas que nos hicimos solo por que sí. Ojala tenga el valor de volverlo a cerrar sin inmutarme, sin que me importe, sin que prefiera hundirme dulcemente en ellos para no volver.