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Jimin cargaba en sus brazos a un pequeño conejito que lo único que hacía era olfatearlo y mover su colita emocionado.

Totalmente adorable.

— ¿No piensas cambiar?— el conejito nego y se volvió a acurrucar en su pecho.

Jimin suspiró y luego sonrió traviesamente. Oh, claro que cambiaría.

— Hemos llegado Kook.— dijo sentándose en las mantas que había tendido.

El conejito se restregó una vez más en su pecho y luego bajó de sus brazos con cuidado. Realmente era muy pequeño.

— Mira lo que he preparado, me costó horas y horas— dijo con un puchero triste—. ¿En serio me romperás el corazón de esa manera?

El conejito pareció alterarse por un segundo. Empezó a saltar de aquí para allá con nerviosismo y sus orejas se movían ligeramente. Luego, de repente dejó de saltar y se volteoa verlo nuevamente.

¿Qué estaría pasando por la cabeza de Jungkook en esos momentos?

Jimin hizo lo que mejor le salía, empezó a actuar. Primero fueron pucheros, luego al ver que el conejo se quedaba estático en su lugar, la intensidad de estos fueron aumentando hasta que el omega logró empezar a sollozar.

Eso pareció alterar cada vez más al conejito, quien no dudó en acercarse rápidamente al omega y acurrucarse en su cuello.

— No tengo más opción.— dijo éste último.

El conejito bajó una oreja en signo de confusión, pero rápidamente trató de huir al ver las intenciones del otro.

Oh no, lo había secuestrado y ahora lo estaba llenando de besos.

Un espanto.

Una tragedia.

Un terrible destino.

Nadie en el mundo desearía tal cosa.

Ni siquiera se lo deseo a mi peor enemigo.

#miedo #terror #horror #ozuna #ojalamepase

  De la nada sintió un peso extra sobre él y cayó para atrás.

— No es justo.— dijo Jungkook inflando sus mejillas. Jimin rio.

— Yo creo que sería más injusto si te quedabas así y yo haya preparado todo esto en vano.

  Ahí fue que Jungkook realmente captó todo. Se encontraba con Park Jimin, en un parque, con un picnic lleno de cositas románticas. Park Jimin era su consejero, aquel al que le había contado...

— ¡Oh no!— se cubrió la cara con ambas manos y se acurrucó en el pecho del mayor, quién rió enternecido.

— He aquí mi omega intimidante.

Bingo.

— ¿T-tu omega?

Ahora era el turno de Jimin de avergonzarse.

Luv Advice ©Kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora