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⚠️ Advertencia, el siguiente libro contiene escenas que no pueden ser del agrado de todo el público (Smut) se recomienda discreción

Las luces eran puestas por todas partes, segando un poco la visión que tenía, pero no le importaba mucho, al igual que otras personas solo se dejaba llevar por el ambiente.

La música ensordecía sus oídos, pero al mismo tiempo se encargaba de guiar a sus pies por un compás que jamás creyó poder seguir sin un par de copas encima pasa liberarse de aquellas cadenas de serenidad que le ataban.

Si bien no se trataba de una ermitaña, sus salidas al mundo exterior resultaban escasas por los horarios desiguales de su vida laboral.

Sus amigos también pasaban por algo similar, ya no eran tan jóvenes como antes, si bien todos estaban a mediados de sus 20's, casi todos ellos podían admitir que salir y divertirse en un sitio como ese ya no era tan frecuente como lo solía ser antes.

Era por ello que aprovechaban el tiempo al máximo, la mesa en la que se habían sentado al inicio estaba vacía y solo se dedicaban a bailar las pegadizas melodías que se reproducían en la pista de baile.

Todos y cada uno de ellos disfrutaba a su manera, algunos preferían tener su momento a solas mientras que se dejaban llevar, otros, como en su caso, bailaban en parejas con otros amigos o alguien a quien recién conocían esa misma noche.

Bailó hasta que los pies le comenzaron a doler, tuvo que recordar que por muy lindos que fueran los tacones, estos no eran muy apropiados para pasar mucho tiempo en la pista de baile.

No sabía cuál era el secreto del resto de mujeres en el grupo que ninguna parecía tener el mismo problema, ellas continuaban dando todo de sí en la pista.

Cansada por la intensidad del baile, reconoció el escozor de su garganta, la resequedad de esta acompañada con su paladar caprichoso le exigían algo dulce para pasar por sus labios.

Sin más dilación se hizo camino hasta la barra, pidiendo una bebida con una ligera cantidad de alcohol, no porque fuese un peso ligero, sino porque no deseaba verse con la molestia de tener una resaca a la mañana siguiente.

Se sentó en uno de los asientos continuos a la barra, sonriendo ante la vista de su grupo de amigos bailando, la misma chica que le invitó tenía una gran sonrisa mientras que bailaba con su cita, en un descuido de él, ella le había hecho una señal desde la pista de baile denotando su triunfo ante la captura de la noche.

Con bebida en mano, la (c/c) levantó su vaso en un silencioso y pequeño brindis, feliz por su amiga. Bebió con cuidado de no la superficie del cristal con su labial.

Las personas pasaban frente a ella mientras bailaban o acudían a la barra por más bebidas, había personas muy interesantes en el camino, pero ninguna de ellas captó su atención por más de cinco segundos antes de volver a concentrarse en sus amigos. Al menos, así fue hasta que se encontró con un par de ojos dorados.

Él era un hombre grande, de cabello de dos tonalidades de azul y un esculpido rostro, no era una sorpresa que alguien como él llamara la atención aun con el resto de personas rondando alrededor.

Se había acercado a la barra pidiendo una bebida al azar.

Tenía una visita entera de perfil, desde el puente de su nariz, hasta su manzana de Adán, algo que le resultaba atractivo. Estuvo a punto de volver a sus propios asuntos cuando de repente vio la tinta en la piel del hombre a su lado.

Las formas eran extrañas, no podía saber qué tan grande sería porque la ropa se interponía en su lugar. (__) sintió curiosidad genuina por esas marcas de tinta, no conocía a muchas personas con tatuajes, así que le era imposible apartar sus ojos.

A Big Heart [Tokyo Revengers x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora