𝑩𝒆𝒇𝒐𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒕

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—¡No pueden obligarme! —gritó un chico de cabellos negros, con ojos azules llenos de frustración y enojo que se encontraba sentado en el sofá de la sala.

—Claro que podemos, somos tus padres. —los dos padres del chico estaban sentados enfrente de él.

—¡Tengo 21 años! —gritó desesperado.

—Pero no estás capacitado para tomar decisiones sobre tu vida. —su padre respondió con claro enojo.

—¡Es mi vida! ¡Yo sé que mierda hago con ella! —el pelinegro lanzó un vaso al piso.

—¡Daniel Blue!, ¡basta!. —fue el turno de su madre de hablar—. Vas a ir y te vas a quedar ahí hasta que te recuperes.

—¡Yo no tengo nada!. —gritó, sintiéndose atacado por sus dos padres.

—¿Nada? —su padre soltó una risita sin gracia—. Tu garganta sumamente irritada por el vómito, tu desnutrición, el que no comas casi nada y lo peor de todo, la comida que tú madre llevaba a tu habitación, porque según tú tenías demasiada tarea, esa que estaba debajo de tu cama dentro de bolsas. ¡¿Eso no es nada?!, maldita sea, Daniel, estás enfermo.

—¡No estoy enfermo! ¡tampoco voy a ir a ese horrible lugar! —gritó y comenzó a frotar sus manos entre sí, claramente nervioso.

—¡Cállate ya, Daniel!, ¿no sé qué hice mal? —sollozó su madre—. ¿Cuántos errores cometí para que estés en estas condiciones? ¡le dabas tú comida a Pelusa! ahora entiendo porque el pobre perro estaba enfermo. —su padre abrazó a su madre mirando reprobatoriamente al pelinegro.

—¡Dejen de fingir que les importo! ¡dejen de decir que estoy enfermo, porque no lo estoy!. —su respiración comenzaba a agitarse al igual que su corazón.

—El doctor fue quien lo dijo, y nosotros fuimos muy tontos al no ver la realidad, dices que estás bien pero te desmayaste en medio de una avenida ¡¿eso es estar bien?! —la sangre del señor Blue se sentía hervir.

—¡A todo el mundo le pasa! —se defendió el joven.

—¡No le pasa a todo el mundo!, ¡¿Acaso ves desmayarse a una persona todos los días? ¿Cuántas personas has visto hasta ahora desmayarse? —preguntó su madre.

—Acéptalo, Daniel, estás enfermo, vas a ir, y te quedarás ahí hasta que te recuperes. —sentenció su padre.

—¡No puedes!, tengo una presentación de baile en dos días.

—Mira cómo lo hago. —el señor Blue se levantó y lo miró con tristeza.

—¡Esto es injusto!, ¡soy tu hijo! ¿Acaso no me quieres? —Daniel comenzó a llorar.

—No, Daniel, el que no se quiere eres tú.

En ese momento el timbre de la casa sonó, el pelinegro vio a su madre dirigirse a la puerta a paso rápido, abriendola de la misma forma y dejando ver a tres hombres vestidos de blanco.

—¡No, mamá, no dejes que me lleven, yo estoy bien! ¡por favor! —suplico el pelinegro.

—Es por tu bien, cariño. —su madre seguía sollozando.

—Llévenselo. —ordenó su padre.

Los hombres lo tomaron de los brazos y aunque Daniel luchó, sus fuerzas eran muy pocas, lo llevaron hasta una camioneta y lo pusieron en el interior.

Lo llevarían a una clínica de recuperación.

Sin embargo Daniel estaba seguro de que no era bulímico anoréxico. 


























Hola, mis amores 

Aquí les traigo Love yourself, uno de mis proyectos más queridos, espero que les guste tanto como a mi.

Esto es para todas las personas que han estado a punto de rendirse. 















𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐘𝐎𝐔𝐑𝐒𝐄𝐋𝐅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora