Mystery of Love. L. S

1.Signore Ricci

—Mamá, estaré bien. —Limpio su mejillas cuando su madre las beso. —Son solo cuatro semanas.

—Un mes es mucho Harry, por favor promete que te vas a cuidar, usaras protector solar y no te alejaras del guía.

—Lo prometo mamá.

—Eso espero Harold, nos salió muy caro contratar a este señor. —Comentó su padre mientras dejaba las maletas en cheking.

—Les dije que podría arreglarme solo.

—Lo sé, pero yo no estaría tranquila así que ya está.

—Vuelo 4028 con destino a Italia, favor de abordar en la puerta 8.

—Oh, ¡ese es mi vuelo! Vamos, vamos ya. —Se acomodo la bolsa café sobre el hombro y comenzó a caminar.

Al llegar a la puerta de abordaje se despidio de sus padres por última vez y entregó su boleto.

Al entrar al avión comenzó a buscar su lugar para después colocar su maleta en la parte de arriba, bufo cuando unos niños pasaron corriendo por los pasillos, viajar en avión le daba un poco de miedo.

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No habría podido aguantar el vuelo sin sus compañeros de vida, audífonos.

Suspiro cuando tomó su maleta, el trasero le dolia, tal vez un viaje de tantas horas no había sido lo más saludable para su columna. En las últimas horas del viaje él chico que iba a su lado vacío su botella de agua sobre su ropa, estaba húmedo, cansado, con sueño y de malas.

No era la mejor convinacion. Suspiro tranquilo cuando observo su maleta sobre la banda, la tomó y se dirigió hasta la salida de vuelos internacionales. Según sus padres el señor Ricci lo estaría esperando en esa salida.

Comenzó a buscar con la mirada a un señor bajito, calvo y con la típica camiseta de cuadros bien fajada dentro del pantalón. Había muchas personas con carteles, pero ninguno tenía su nombre.

Comenzó a golpear el piso con sus botas bastante impaciente, habían pasado treinta minutos y el señor nada que aparecía, estaba por tomar su celular para llamar a su madre cuando lo vio.

El señor Ricci no era para nada como la descripción que le tenía.

Tenía nombre de abuelo para ser tan joven.

Lo reconoció sólo por el cartel.

Era un joven, un poco mayor, de cabello castaño, ojos azules, buen físico y cuerpo, con un pantalón negro que marcaba sus tonificados muslos, una camiseta de los rolling stone bastante desgastada, sus brazos tan fuertes y oh su lindo...

—Hola, ¿tú eres Harry Styles? —Un fuerte acento británico bien marcado inundo sus oídos y lo sacó de sus eroticos pensamientos.

Se aclaró la garganta:

—Si, ese soy yo y en el cartel dice Hardin, yo me llamo Harry, Styles, con Y.

—Oh, lo siento mucho, se ve como la mierda y la verdad es que lo hice de camino aquí.

—¿Tú eres el señor Ricci?

—¡No! Dio non voglia.

—¿Perdona?