36 (E)

31 1 0
                                    

Evans

-Sé que hice mal en no decirte quién era, pero si lo hacía no sabía cómo ibas a reaccionar. Además, jamás pensé que terminaríamos en mi habitación. -Sé que mi forma de actuar no fue la mejor, pero aun así quiero intentar mostrarle que lo que siento es real y que en tan solo tres días logré ver más allá de lo que vi hace cuatro años.

Se levanta del asiento y se posiciona justo en frente de mi.

- ¿Qué intentas decir? -La acabo de cagar de nuevo.

-Karen, por favor. No hagas las cosas tan difíciles, te quiero y lo supe desde la primera vez que te vi, pero no me podía acercar. Tú más que nadie sabe que nuestras familias se odian. Aun así ambos jugamos al detective.

-Yo no jugué a nada, Evans. Todo esto es patético.

-¿Sabes que es aún más patético? Que estamos gritándonos uno al otro como dos tontos cuando sabemos que no nos deseamos decirnos esto. -Me levanto del asiento y noto como sus ojos se vuelven cristalinos-. Vamos, dime que, por un lado, no te alegra que haya estado ahí. ¡Dime que no sentiste lo mismo que yo desde el primer momento!

-No se trata de eso. Se trata de que me mentiste y jugaste conmigo -reprocha tomando camino al ventanal-. Pudiste decirme la verdad y no lo hiciste, eso es lo que me enoja. ¿Sabes lo culpable que me sentí cuando te marchaste? -pregunta soltando un sollozo-. No soportaba saber que te fuiste por mi culpa.

-Escúchame Llaverito, jamás deseé hacerte daño. Es más durante los primeros meses le pedí a un amigo que recolectará periódicos con noticias sobre ti. -Me acerco a ella abrazándola por la espalda-. Perdóname, por todo. -La tomo de la cintura obligándola a voltear y mirarme-. Dame una oportunidad de mostrarte que ya no soy el chico que se escondía detrás de un árbol con extraña forma.

La veo pensarlo, siento como debate dentro de ella la decisión.

-¿Qué es esto una novela turca? ¡Sal de mi casa mocoso! -grita la madre de Karen refiriéndose a mi.

-Por amor a Dios, Azucena deja de pensar solamente en ti -dice mi padre adentrándose a la sala-. Nuestros hijos tienen algo que no puedes cortar con una tijera para niños, madura ya.

-¿Que madure? ¿En serio me estás pidiendo eso? Me abandonaste por la madre de este niñito, me dejaste echa nada por su culpa. Si tan solo no hubieras sido creado, yo estaría con tu padre -dice refiriéndose a mi-. Si yo no soy feliz, tu familia tampoco lo será, lárguense de aquí ahora.

Entonces veo lo que nunca espere ver, mi padre se posiciona frente a ella y la obliga a mirarlo.

-Eras buena Azucena. Me había enamorado de ti completamente, jamás había mirado a otra y es obvio que Evans no se creó con un poco de viento y agua -dicho comentario me da gracia, ya que mi padre nunca puede ser completamente serio-. No te dejé porque no te amara, sino porque tenía una responsabilidad, pero no perdiste el tiempo para meterte con mi mejor amigo y salir embarazada.

¿Qué es esto? ¿Una novela turca?

-No es momento de hablar de eso, estamos hablando de este par.

-Por eso mismo, déjalos tener la felicidad que nosotros por egoístas no tuvimos, ¿cuál es la necesidad de hacerlos sufrir? -Mi padre me mira con cara de arrepentimiento como si lo que fuera a decir me romperá-. Yo era novio de Azucena en la preparatoria, en nuestro último año le pedí que se casará conmigo y su familia no lo aceptó. Al poco tiempo la obligaron a casarse con el padre de Karen y yo acepté ser el amante de Azucena. -Karen tiene los ojos abiertos, no puede creer lo que escucha al parecer-. Era una relación de amor y odio, yo hacía algo y ella hacía algo peor para molestarme. Me casé con Madison por obligación, acuerdos familiares y algunas otras cosas, me obligué a dejar de ser el amante.



Tengo tantas cosas que asimilar. Una de ellas es el porqué Karen se ve tan sorprendida, pero a la vez es como si ya lo supiera.

-Entonces ahí mi mamá se enojo y en el certamen de belleza hizo trampa -dice el Llaverito que tengo a mi lado. ¿Cómo lo sabe?

-En efecto, tu madre no lo soporto.

-¿Ahora vienen a hablar mal de mi en mi propia casa? Lárguense todos, hasta tu Karen y no vuelvas a poner un pie en mi casa porque juro que me vas a desconocer -últimas palabras que ella nos dice. Sus guardaespaldas nos sacan a la fuerza. Su mejor amiga está afuera esperando junto con dos chicos más que estaban en el festival con ellas.

-Tenemos una conversación pendiente, Evans -dice Karen con los ojos llorosos.

-Ya tendremos tiempo para hablar más tranquilos. -La ayudo a subir al auto de un tal Bastian, me da su dirección y prometo ir pronto para tener una mejor conversación con ella. Antes de que se marche le entrego una pulsera que había dejado en mi habitación.

Ahora que la tengo de nuevo no me voy a permitir perderla jamás. Pase lo que pase.


Conectados por el humo (Finalizado y en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora