C-36 Paseo del conejo y el perro callejero✓

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— Te dije que solo debía ir por pocas cosas que los niños dejaron.

— ¡Ya lo sé!

— ¿Entonces por qué estas interesado en venir conmigo a la zona delincuencial, Meng?

Chay miraba al niño de 11 años que insistió en acompañarlo a su antigua casa a retirar lo poco que quedaba, realmente no deseaba traerlo por el evento pasado y sobre todo no sabía si el niño revivirla el trauma de su secuestro.

Hablando informalmente con Meng no temía el cuestionarlo gracias a su cercanía con este y claro al disgusto del peli celeste a que le hablen de manera formal.

— No te preocupes, esta vez mis papás me dieron más guardaespaldas y a parte, nadie notara mi origen gracias al tinte de la señora Fernsby.

— ¿Mi madre cuando se hizo tan vieja?

Mirando molesto al niño que se reía por su pregunta suspiro, el auto que les llevaba hasta unas cuadras cerca de la zona delincuencial se detuvo, ambos niños bajaron junto con dos guardaespaldas dejando a un tercero esperando en el auto, Chay con calma les enseño un camino sin peligro para llegar a su antigua casa que estaba cerca de la frontera con el distrito.

— Me sorprende que los señores Petit te dejen venir.

— Bueno, mis papás saben mi ubicación exacta y tengo un botón para presionar si estoy en peligro.

( No creo que solo los señores Petit sepan exactamente en dónde estás. )

Pensó Chay al mirar la muñeca del niño en donde tenía una pulsera hecha de una vid, regalo dado por Derían quien ya le había mostrado al adolescente alfa lo que podría hacer si se interesa en el niño Gael.

La imagen vivida de como esas plantas carnívoras al igual que esa vid, atrapan una cabra y la destrozaban aún se aparecía en sus sueños de vez en cuando.

— Entiendo. . . ¿Es verdad que todos los Gael son buenos con las plantas?

Su charla era casual pero también deseaba saber más sobre los betas que solo eran conocido por su sangre y apariencia, Chay realmente tenía una curiosidad infantil hacia todo Gael, aunque no iba a ser tan irrespetuoso como para hablar con cualquier Gael que vea.

— Tengo entendido que sí, más que ser buenos es realmente un instinto, todos los descendientes suelen tener una habilidad con estas, algunos hacen que germinen rápido, otros pueden incluso volverlos a la vida, pocos pueden hacer que las plantas les obedezcan, varios pueden hacer varias cosas.

— . . . ¿Es por eso que esa vid casi me mata por orden del señorito Derían?

— ¿Qué?

— No, nada. . . Estaba pensando en voz alta.

Hablando rápido para distraer al niño confundido, Chay sintió un escalofrío al volver a recordar como hace pocos días el primogénito de Yaréz le pidió hablar a solas, lo siguiente que supo fue que estaba atado por una vid alienígena mientras era interrogado por el niño y olfateando por una planta carnívora de alfas.

— Chay, Derían no es. . . No, si es malo, pero solo si lo provocas.

— Tratare de no provocarlo entonces.

Aún no comprendía por qué Derían Yaréz seguía preguntando sobre Leila Lennox y cómo supo dónde estaba Meng ese día, al conejo lo encontró por accidente y a esa niña aunque dijo que no la conocía, cuando se le enseño una foto de ella se dio cuenta que solo una vez la vio.

( Ahora que lo pienso, en la pelea que tuvimos mis niños y yo con la pandilla de otro barrio, esa niña con olor a Manzanilla se acercó a curarnos. )

Pensando mientras caminaba por algunos callejones con cuidado, podía revivir su encuentro con esa niña extraña.

Protagonista villano no soltara a su viejo amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora