Código De Amor En El Fin Del Mundo

Volumen 1. Capitulo 7

Las motos volaban por el aire. El sonido de los motores en marcha no sonaba como si estuviera alimentado por gasolina o diesel, sino por algún tipo de recursos energéticos que nunca antes había visto. ¡Estos recursos energéticos podrían hacer que los automóviles vuelen como un ovni y desprecien por completo la gravedad de la tierra!

Rápidamente fui tras ellos, pero Ah Xing ya se había detenido para jadear, "No puedo... no puedo perseguir más..."

Me detuve junto a Ah Xing e iba a gritarle a He Lei que dejara de perseguir a las motocicletas porque sería simplemente imposible alcanzarlas a pie. Pero He Lei desapareció repentinamente ante mí y se desvaneció en el aire como si hubiera sido tragado por el espacio-tiempo.

Al momento siguiente, vi una figura sobre una de las motocicletas. Bajo la luz de la luna, empuñó el cuchillo en su mano. Cuando un estallido de sangre se deslizó por el cielo, una esfera negra voló desde el interior de la sangre y dibujó una parábola en el cielo nocturno. Formó una cadena de gotas de agua negra mientras se agitaba en el aire.

En ese mismo momento, el mundo entero quedó absolutamente en silencio.

Era tan silencioso como si el tiempo hubiera dejado de correr…

Era como si ya no pudiera oír el ruido del motor ni el vendaval. En mis ojos, solo estaba la figura voladora: He Lei...

¡La esfera aterrizó en el suelo y rebotó varias veces antes de rodar hacia un lado, mientras la motocicleta continuaba avanzando en el cielo nocturno!

Me quedé estupefacto en el lugar, aunque Ah Xing se mantuvo erguido. Fijamos nuestras miradas en la figura en el aire. La brisa nocturna sopló su cabello que estaba teñido de rojo debido a la luz de la luna carmesí.

Mientras estaba en el aire, He Lei sacó su arma y hubo un destello de luz bajo la luna.

*¡Estallido!*

La otra motocicleta aterrizó de costado en el suelo. Ah Xing corrió inmediatamente. ¡Regresé a la realidad y comencé a perseguir a Ah Xing!

El suelo de color burdeos estaba pegajoso y tenía una sensación extraña e indescriptible. Bajo el cielo nocturno, solo se oía el ruido de chapoteo mientras corríamos. Era como si estuviéramos pisando carne picada.

En ese momento, un bandido que se parecía al cacique cayó cerca de la moto. Ya fue golpeado hasta la pulpa. Sostuvo su arma y apuntó a He Lei: “¡Si me matas, yo también te mataré! Jajajaja! Todos moriremos juntos. El bandido parecía salvaje y su rostro estaba cubierto de protuberancias y depresiones. Sonrió con malicia y de su boca brotaba sangre llena de dientes amarillos. Sus dientes amarillentos también estaban manchados de sangre. Su mirada aterradora infundió miedo en los demás.

He Lei recogió el arma sin dudarlo. En ese momento, el jefe ya había apretado el gatillo.

"¡Él, Lei!" grité.

Pero He Lei se desvaneció en el aire y la luz golpeó donde acababa de desaparecer.

No podía verlo, pero había una brisa que me pasó rozando y voló mi flequillo. ¡Al momento siguiente, He Lei apareció junto al jefe y apuntó la boquilla a la sien del jefe!

El jefe se sorprendió y su cuerpo se puso rígido.

Estaba extremadamente sorprendido de que He Lei de repente hubiera desaparecido y reaparecido nuevamente. ¡Qué, qué está pasando!