✦: touch it

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—Desde que llegamos no has parado de suspirar —comentó Minho en voz baja abriendo su pequeño jugo de manzana. 
             
Los demás en la mesa lo miraron curiosos, eso hizo que Seungmin se encogiera visiblemente en su lugar. Odiaba cuando todas las miradas se posaban en él.   
                   
—No es nada. —Mordió su empanada fingiendo no saber nada sobre el asunto.   
                   
—Creo que es por su amiguito —indicó Felix metiéndose en la conversación—. Jeongin, sí, él.   
                   
—¿Acaso te gusta? —preguntó Woojin sorprendido dejando su pollo frito sobre la mesa.  
                   
—Es demasiado lindo —comentó Chan ganando la atención de todos los presentes. Entonces el australiano mayor se encogió avergonzado—. ¿Qué? Eso es lo que dicen todos.   
                   
—De igual manera, no creo que Jeongin te preste atención. —Esta vez fue Jisung quien tomó la palabra—. Es demasiado lindo y puro. Ni te voltearía a ver, no te ofendas amigo, pero es la verdad.   
                   
—Si yo fuera gay, voltearía a ver a Seungmin. —El mayor de la mesa volvió a comentar. Todo quedó en silencio—. ¿Qué? Ahora uno no puede expresarse en paz.   
                   
—Yo creo que si todos nosotros fuésemos gays, quisiéramos estar con Seungmin. —Asintió Minho.   
                   
—Yo no. —Le sacó la lengua el de pecosas mejillas.   
                   
—¡Yah! ¿Podrían dejar de hablar sobre quién quiere estar conmigo? Es incómodo —refutó el afectado dejando su empanada sobre su bandeja, mordida hasta la mitad—. De todos los amigos que pudieron tocarme en el mundo tenían que ser los subnormales.   
                   
—Los idiotas se juntan con idiotas, no esperes más —se burló Woojin.   
                   
Las conversaciones fluyeron de manera versátil entre ellos, eso era algo común, siempre empezaban hablando de algo y terminaban chismeando sobre alguna otra cosa; todo marchaba relativamente bien. Hasta que el tema de Jeongin volvió a salir.   
                   
—Dicen que el otro día lo vieron salir del baño con un chico de la facultad de ingeniería —susurró Jisung como si fuera algún secreto de estado—. ¿Ustedes creen qué sea cierto?   
                   
—Yo no, es decir, Yang es alguien demasiado lindo y tierno para tener esas mañas. ¿Y con los de ingeniería? Por favor, ahí hay puros idiotas —comentó el pecoso cruzando los brazos. 
                   
—No insultes a mi facultad, idiota. —Chan rodó los ojos—. Aparte, el hecho de que Changbin haya sido un idiota no te da derecho de decir que todos somos idiotas, bueno, Minho es idiota de nacimiento —argumentó recibiendo una mala mirada por parte del mencionado.
                   
—¿Podrían parar con el tema? —Seungmin rodó los ojos poniéndose de pie, bajo la mirada atenta de todos sus amigos, ante la cuestionante silenciosa suspiró—. Voy al baño.   
                   
Caminó por los pasillos vacíos hasta llegar al baño de chicos, en donde aprovechó para lavar sus manos y mojar su rostro. Tratando de olvidar lo que anteriormente estaban conversando sus amigos, a él no le importaba lo qué hacia o dejaba de hacer el mocoso molesto.   
                   
¡Hyung!   
                  
Creyó que estaba empezando a alucinar, hasta que sintió dos delgados brazos envolverlo por detrás. Dio un brinco del susto notando que se trataba del mocoso molesto, aliviado sonrió levemente dejando que sus ojos se achicaran.   
                   
—¿Cómo así no estás con tu amigo fanático de los gatos? —preguntó el menor apartándose del abrazo.    
                   
Arqueó una ceja.   
                   
—¿Te refieres a Minho? —Vio como Jeongin asentía, y soltó una pequeña risa. Si bien era cierto, Minho era un completo fanático de los gatos empezando porque todos sus útiles escolares tenían pegatinas de dicho animal—. No pretendes que venga al baño con mi amigo, ¿o sí?   
                   
Jeongin rió dulcemente. Se tomó su tiempo de observarlo, pensando en lo lindos que eran los hoyuelos que se marcaban en sus rosadas mejillas, al igual de lo bonitos que eran sus alargados ojos que al sonreír se volvían aun más pequeños. Todos los gestos de ese niño eran preciosos, aunque quisiera negarlo, simplemente eran arte.  
                   
Tirando levemente su cabello hacia atrás, en ese gesto sexy, demasiado sexy. 
                   
—Bueno, a veces Hyunjin suele acompañarme al baño. —Se encogió de hombros—. Creo que ahora que estás solo puedo hablar contigo mejor, eres realmente lindo.   
                   
Ese simple cumplido logró hacerlo sonrojar. Se sintió tonto, él era Kim Seungmin, un simple cumplido de un niño al que odiaba no podía hacer que su corazón retumbara con tanta fuerza dentro de su pecho.   
                   
—Pues Minho no, él prefiere mantenerse lejos cada vez que voy al baño. ¿Te imaginas lo raro que sería que fuéramos juntos al baño? —Sintió escalofríos de solo imaginarlo.   
                   
Por otro lado, Jeongin abultó un poco su labio inferior. Nuevamente sus gestos lo cautivaban, sus manos picaban por acercarse a tocarlo. Se sentía muy tonto, porque todas esas sensaciones se acumulaban en su pecho.   
                   
Oh, Jeongin, con solo un pequeño movimiento de tus manos tú puedes sacudirme.    
                   
—Creo que sí sería un poco extraño. —Sonrió una vez más. ¡Allí estaba de nuevo ese gesto precioso! Sus manos volvían a picar y su cuerpo se sacudía como un manojo de nervios—. En fin, un gusto conversar contigo sobre hyungs extraños con obsesiones de gatos y baños. Creo que fue... lindo.   
                   
Se permitieron reír juntos. El ambiente era tan cómodo cuando Jeongin mostraba su dulce personalidad, hablando de él con ese tipo de tonterías. ¡Sacúdeme, Jeongin! Literalmente esos eran sus pensamientos.   
                   
—Nos vemos después, Innie. Podría enseñarte lo que tanto quieres. —No sabe de dónde sacó valor para decir eso. Sin embargo lo dijo, y le sonrió antes de salir del baño a pasos torpes y apresurados.   
                   
Dejando atrás a un sonrojado Jeongin.    
                   
¡Canta para mí, Jeonginnie!   
                   
Kim Seungmin sentía que terminaría volviéndose loco si esos gestos sexys de Yang Jeongin se manifestaban tan al natural como siempre, sus manos picaban por tocarlo y sentía que su resistencia se caía cada vez más. Unas enormes ganas de posar sus labios sobre esos duraznitos tan suaves, que siempre se curvaban en una dulce sonrisa. Sus dudas estaban satisfechas.   
                   
Jeongin era como una tarde de abril llena de flores.

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Zipper ꒱ SeungInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora