Lim Min-joon una chica de secundaria nunca se sintió parte de su familia, se sentía ajena, siempre a la sombra de su hermana, no le importa a su familia tanto fue que su madre le puso un nombre de niño que vio en un suavizante de su casa, nunca se s...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
「El chico lindo, me robo.」
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Martes, después de la escuela con Ju-Gyeong fuimos a la vieja pero no tan vieja confiable, la tienda de cómics el príncipe, ella se fue por un lado y yo por otro, yo voy por "Eres el diablo." lo llevo buscando semanas, nadie me lo quitara.
-¿Por qué mierda hacen los estantes tan grandes?- susurre mientras saltaba.
Estaba tan emocionada tratando de alcanzarlo hasta que una mano, muy grande a mi parecer lo agarra antes de tiempo que yo.
Maldito no te dejare el camino tan fácil- pensé mientras corría para alcanzarlo.
cuando lo alcance, intercepte a la persona y le arrebate el cómic, la persona me agarro de mi camisa de cooky y me lo trato de quitar, alce mi mano pero no la persona me dobla de tamaño, y trata de agarrarlo, me aferro al cómic como si dependiera de ello por ende él también.
-Llegué aquí primero por ende este comic es mío.-le dije a la persona atrás de mi mascarilla.
-Pero yo lo agarre primero.
Seguimos forcejeando por algunos minutos hasta que el muy tramposo agarro mi mano la movió hacia afuera y jalo el cómic haciendo que me lo quite, pero esto no se queda aquí, ese comic es mío.
Junte mis ovarios y salte como si fuera a salvar la pelota en voley, todo fue lindo hasta que junte tanta potencia en el salto que di un giro en el aire y caímos los dos juntos.
¿Chico lindo?- pensé.
Ya que el chico se quedó en un viaje astral aproveche le saque el libro y salí corriendo como si mi vida dependiera de ello al mostrador.
-¡Me llevo este libro!-grite
-Disculpe.
-¿Si?-me voltee.
-Ese libro... lo agarré primero... Señora.
-Este. Entonces, leelo primero- dije acercándome como un cangrejo, y buscando sus manos para dárselo.- Toma, chau.
