Park Jimin, un chico solitario y con severos problemas mentales, vive en un mundo en su cabeza donde todos le mienten, encontrándose con voces distorsionadas que lo llevan a la locura una y otra vez sin cesar. Queriendo escapar de aquella oscuridad...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Corea del Sur - Busan
En una gran casa, se escuchaba el llanto de un joven chico.
—¡Me mentiste! ¡Lo hiciste! —lloraba desconsolado, al frente de él se encontraba una chica, quien lo miraba con total lastima.
—Jim-. —la interrumpió tirando las cosas encima de la mesa que se encontraba allí.
—¡No! Ahora ni nunca confiaré en ti... Me mentiste... ¡Todos lo hacen! —grito con rabia para escuchar afuera una sirena de ambulancia. Habían llegado por él— ¿Que..? Los llamaste... Dijiste que nunca lo harías, me mentiste... —la miro con una mirada oscura y llena de odio.
—Tuve que hacerlo... Estás mal, estás.. Demente. —murmura con voz temblorosa la chica rubia.
—Me mentiste... ¡Te mataré! —dice con una voz grave y cargada de rabia para revisar bruscamente las gavetas que se encontraban en la mesa, hasta obtener un cuchillo afilado. La chica miró asustada la escena.
—¡¡Ayuda!! ¡Que alguien me ayude! —grita lo más fuerte que puede por su ayuda— ¡Déjame! ¡Estas loco! —dice tras gritos.
—No soy ningún loco... Mereces morir perra mentirosa.. Si mientes, no vives. —afirmó de manera siniestra para apuñalar a la chica, la cual dió un grito desgarrador.
—¡¿Señorita?! —gritan desde afuera.
—Algo ocurrió, entren ya.. —manda uno de los enfermeros, para adentrarse junto a los demás a la gran casa. Caminaron y caminaron por los largos pasillos que se hallaban allí.
Hasta encontrarse con una escena grotesca.
Yacía el cadáver de la chica rubia tirado en el suelo y a su lado un chico llorando desconsolado con las manos ensangrentadas.
—E-ella me mintió... Ella lo hizo... Todos lo hicieron. —susurró en un hilo de voz mirando un punto fijo de la habitación mesiendose.
《 ... 》
Gritos desesperados se oían en los pasillos de un psiquiátrico, ahora sería el lugar donde pasaría el resto de su vida... Park Jimin.
—¡Basta! ¡Déjenme! —grita con total desesperación el chico al borde del llanto.
—Sedenlo... —les manda uno de los enfermeros a sus compañeros por lo que el chico forcejeo aún más.
—¡No! ¡No! ¡No lo hagan! —suplica con lágrimas en sus ojos para dar un quejido al sentir una punzada y ver todo negro.
Jimin... Jimin... Jimin despierta..
El joven chico abrió con lentitud sus ojos para cerrarlos al sentir una fuerte luz, cómo pudo logro abrirlos por completo para mirar a su alrededor con pánico.
—¿¡Que sucedió!? ¡No quiero estar aquí! ¡¡Déjenme salir!! —gritaba al borde del llanto por la desesperación.
—Joven Park... —hablo un hombre con bata blanca, dando a entender que era un doctor.
