Alexei Voronin
No me gustaba cómo las miraban, esos dos hombres tenían la mirada fija en mis hijas, mis princesas.
Veo que Alicia toma a su madre de la mano y la arrastra junto con su hermana, siguiendo a su tía. Las sigo con la mirada hasta que se pierden tras esas puertas que daban a la sala.
Lorenzo palmea mi hombro, llamando mi atención, los hermanos Coppola se acercan a donde estamos y estrecho las manos de ambos. Su apellido me resultaba familiar, lo había escuchado años atrás, quizás de mi padre o en una de las muchas reuniones a las que asistía, pero no lograba conectarla con alguna familia o empresa.
—Vayamos a mi oficina, esta conversación tendrá para rato. —Seguimos a Lorenzo escaleras arriba, no quería estar lejos de mis mujeres tanto tiempo. Esta mansión era segura, pero años atrás aprendí que hasta los más cercanos a ti podían traicionarte.
Llevábamos casi veinte años viviendo con tranquilidad, nada de intentos de homicidio, robos o secuestros, al menos hasta ahora. Los robos habían comenzado hace un mes, aquí, en Italia, me tenían intranquilo. Ningún estúpido se atrevería a tocar la mercancía de los cabecillas de la mafia, a menos que tuvieran poder y unas gigantescas ganas de morir. Porque nadie tocaba lo que era mío, y no hablaba únicamente de mi mercancía.
Llegamos a la oficina de Lorenzo y lo primero que hago es buscar su minibar. Si Anastasia me viera, no duraría en gritarme lo irresponsable que estaba siendo con mi salud. Y seguramente le daría la razón, pero estaba muy estresado y necesitaba que algo mantuviera los nervios a raya, o mataría lo primero que se cruzara en mi camino. Y esos hermanos ya me habían dado una muy buena razón para querer desahogarme con ellos.
—Bien, tomen asiento, iniciaré con lo más sencillo. —Lorenzo también se sirve un trago y se deja caer en la silla frente a su escritorio—. Estoy seguro de que no olvidas a mi primo, Alexei, así que solo les resumiré la historia a ustedes —lo último lo dice señalando a los hermanos Coppola. Hago una mueca al recordar a esa rata. ¿Qué tenía que ver él en todo esto?
»Hace veinte años, mi primo, Lucas Moretti, empezó una guerra con el hombre que tienen frente a ustedes cuando intentó matar a su mujer, pero todo eso empeoró cuando la secuestró. Por supuesto que acabó con él en cuanto cayó en sus manos. Seguramente se preguntarán qué fue lo que lo llevó a eso, pues, cuarenta y un años atrás, mi primo asesinó a Alina Smirnova cuando pensó que Lucios Smirnov había entregado a la difunta Sra. Moretti en bandeja de plata cuando fueron emboscados aquí en Italia por un grupo de personas que tenían cuentas pendientes con Lucas. Desde ese entonces, él prometió darle caza al linaje Smirnov, y así lo hizo, hasta que Alexei y la actual reina de la mafia, Anastasia, se reencontraron.
»Así que ahora viene mi punto, y escucha bien lo que diré, Alexei, el que inició estos robos planea algo grande, no es cualquier imbécil que quiso dárselas de valiente y robarnos. La o las personas que hacen esto tienen que ver con Lucas, quieren venganza.
En un movimiento que sorprende a todos en la habitación, lanzo el vaso en mis manos a la pared más cercana, la que se encontraba justo atrás de Lorenzo. Me pongo de pie y tiro de las hebras de mi cabello, frustrado, molesto y con un odio recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. Quería revivirlo y arrancarle cada pedazo de su asquerosa piel hasta que lo único que escuchara fueran sus alaridos de dolor.
—¿Quién demonios querría vengar a esa rata? ¿Con quién estaba asociado? —pregunto.
—Eso es algo que aún no sabemos, pero lo que sí sabemos es que esas personas se esconden muy bien, no quieren que los encontremos.
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Huyendo de un mafioso © Libro 2 || [Disponible en físico]
Teen Fiction[CAPÍTULOS DE MUESTRA] «Dinastía Criminal-Libro 2» En un torbellino de pasión y poder, bailo con el mafioso que amenaza mi reinado. Desde niña fui consciente de cuál era mi destino; ser reina de la mafia junto a mi hermana, pero solo había otra cosa...