El virus había mutado de tal manera que ahora la transformación era casi inmediata, ahora solo tardaba unos pocos minutos antes de que te convirtieras en uno más de ellos, una mordida era suficiente como para convertirse en una bestia sedienta de sangre y hambrienta de carne humana, con una mordida era suficiente para convertirte y una vez después de que te mordieran y te encontrarás en el suelo ellos se acercaban lentamente hacia ti y te devoraban, cada mordida arrancaba un gran pedazo de ti, su fuerza era igual a la de una persona promedio pero ellos tenían rigor mortis lo que hacia que se movieran bastante lento, sin la capacidad de procesar información, lo único que quedaba dentro de su mente era comer y esa compensación caníbal lo que los impulsaba a comer carne humana.
Ellos ya no presentaban ningún tipo de emoción, su cerebro ya no generaba dopamina, pero ahora la producción de adrenalina se había incrementado en un doscientos por ciento, lo que los impulsaba a ser aún más agresivos.
La enfermera se convirtió unos pocos minutos después que el paciente 182, ella simplemente se levantó de su cama y salió de la habitación, al momento en el que la doctora encargada de ella vio que ella había salido se acercó a ella y trato de devolverla a su cama.
-Uhm, señora Zills debería volver a su habitación- Dijo la doctora mientras le tocaba el hombro
La infectada volteó rápidamente y el clavo los dientes en la cara, la doctora simplemente se aparto y callo al suelo, mientras ella se arrastraba hacia atrás y gritaba por ayuda el jefe de guardias de seguridad apareció y comenzó a dispararle a la enfermera en el pecho, pero ella no murio, lo único que esto hizo fue aumentar sus niveles de adrenalina por lo cual ella se abalanzo sobre el guardia y clavó sus dedos dentro del estómago del guardia y lo abrió en dos, dejando los intestinos expuestos, por lo cual ella prosiguió a comerlos, la enfermera logro llegar al micrófono que estaba conectado a todos los comunicadores de la central.
-Código rojo, evacuen de inmediato, cierre total de las instalaciones en dos minutos-Dijo la Doctora con sus últimas fuerzas
Al escuchar esto toda la instalación cayo en el pánico, todos gritaban y corrían por su vida, ahora los cuatro infectados estaban libres y comenzaron a comer, cada vez eran más y más los que se convertían, todos querían escapar de las instalaciones pero la entrada principal fue bloqueada por lo que los cadáveres se habían convertido.
Queda un minuto antes del cierre total.
