Capítulo 9

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.


La situación empeoró de un momento a otro, aquella fuerza y habilidad que le dio su título de Sannin ahora era solo un recuerdo de lo que una vez fue, podía ser la misma mujer hermosa, pero el peso que el alcohol, las penas y las apuestas desgastó su cuerpo durante todos estos años le pasó factura y e aquí el miserable estado en el cual se encontraba.

—por favor, permíteme saber por qué tomaste este camino Tsunade. —la voz rasgada de Orochimaru indagó, prepotente ante la traición de quien una vez fue su compañera. —que no es gratificante la oportunidad de revivir a tus seres queridos? ¿No quieres ver a tu novio y tu hermanito de regreso? —continuó, sin tener la menor idea de la forma en que ella pensaba.

—Nawaki y Dan, esto no es lo que ellos habrían querido... —respondió débilmente sus puños se apretaron y sus piernas temblaron buscando fuerzas para ponerse de pie una vez más. —seguramente no me perdonarían por ayudar a un ser rastrero como tú.

—Que mala decisión Tsunade, pensé que serías más inteligente. —respondió Orochimaru. —Sigo sin entenderte, pero supongo que tiene sentido para tí. —concluyó y dando una señal a su súbdito, le indicó acabar con esto, no obstante, antes de que pudiese dar un paso, un Kunai se precipitó desde quién sabe donde y se incrustó en la tierra le impidiéndole seguir, fue un mal augurio de alguna manera, porque quien es el portador de esa arma apareció como un fantasma y solo bastó de un parpadeo para que fuese así.

Todo fue tan extraño y confuso, el viento huía despavorido en todas direcciones, el suelo daba la impresión de estremecerse con cada paso que él daba, el negro de su cabello se sacudía ante las brisas que lo golpeaban y su extraña ropa ondeaba por la fría brisa que escapaba por su mera presencia.

Tsunade no supo lo que estaba ocurriendo, creyó haberse encargado de todas las personas que se suponían eran un problema y de esa forma sería ella la única que tomaría la responsabilidad de eliminar el peligro que significaba Orochimaru y su súbdito, pero su egoísta decisión le costó caro y ahora débil y herida tendría que ver a este hombre desatar una batalla que no debería librar.

—Así que al fin están aquí. —Gokú exclamó con fuerte voz para que el hombre serpiente lograse escucharle, pero aún así no logró intimidarle, porque la sonrisa repulsiva no se borró del rostro de Orochimaru.

—¡¿Qué es lo que haces aquí?! —Tsunade lanzó esa interrogante y Gokú se volvió para ver a la rubia mujer. 

—No se preocupe, la ayudare. —con esa respuesta Gokú regresó su mirada al frente y confronto a la serpiente y su aprendiz.

—Entonces al fin decidiste aparecer. —Kabuto comentó y observó fijamente la hombre que hace algunos días le derrotó frente a su maestro de una forma humillante, esbozó una sonrisa cruel y sus ansias de venganza fueron expresadas en su rostro.

—No permitiré que destruyan este sitio y mucho menos perdonaré que hayan lastimado de esa forma a Tsunade, van a pagarlo. —respondió y apretó sus puños con fuerza.

—¿Qué-qué es lo que estás diciendo idiota? —ella le reclamó. —vete cuanto antes, no necesito ayuda y mucho menos la tuya. —aclaró e intentó ponerse de pie, no obstante, gokú hizo caso omiso a sus palabras y no retrocedió.

—No puedo permitir que estos tipos te lastime de esta forma. —él respondió. —no podré ser un ninja como usted, pero no me quedaré sin hacer nada y dejar que muera. —continuó, lleno de determinación.

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