—Mi más grande deseo es poder salir a ver los fuegos artificiales —dijo ella con ilusión en sus ojos.
—¿En serio?
—Sí. Pero lastimosamente soy muy frágil.
Ambos se encontraban acostados en el futón de Koyuki. Keizo, el padre de la fémina y maestro de Hakuji estaría ausente unos pocos días debido a un asunto de trabajo, y por ello ahora los dos jóvenes estaban solos en casa.
—Yo podría llevarte —propuso él decidido, mirando al techo pero a su vez a la nada.
—¿De verdad lo harías? Sería un detalle muy bonito de tu parte.
—Por ti haría lo que sea.
El muchacho no esperó nada para levantarse de su lugar y colocarse de espaldas delante de ella, y la mujer al entender lo que deseaba transmitirle, subió a la espalda que Hakuji le ofrecía.
—¿Estás cómoda?
—Sí. Espero no cansarte.
—Bueno, tampoco es como si pesaras mucho —dicho esto, soltó una pequeña risita y empezó a caminar hasta salir de la casa para dirigirse al festival de Navidad.
Durante el camino, ninguno de los dos dijo nada, pero Akaza todo el trayecto sintió la tranquila respiración de Koyuki, que mandaba escalofríos hacia su nuca por tenerla de esa manera.
Él estaba enamorado y lo sabía, y también estaba determinado a confesarle sus sentimientos esa misma noche.
Al llegar donde la multitud, el chico divisó una banca en un lugar poco ocupado y se acercó a esta misma para establecerse allí.
Primero se agachó para así dejar que su acompañante se pusiera cómoda y posteriormente él pudiera acomodarse.
Koyuki siempre había sido una chica de salud muy frágil desde que la conoció, pero aquello no había sido impedimento para que con el paso de los días, semanas y meses, se forjara un vínculo entre ambos tan fuerte que ya no soportaban el estar separados.—Koyuki.
—¿Sí? —le preguntó al mismo tiempo que lo volteaba a ver, impaciente por su silencio.
—Necesito decirte algo.
—¿Qué es?
—Durante todo este tiempo que hemos estado viviendo juntos, yo...
—Sólo dilo Hakuji.
—Estoy enamorado de ti —dijo luego de dar un profundo suspiro. Sintiendo que algo dentro de su alma finalmente descansaba tras haberlo externado.
Al no percibir movimiento alguno a su lado derecho, volteó lentamente, solo para recibir un dulce beso en los labios, mismo que lo dejó impactado al punto de no poder moverse. Y justo en ese momento, como si hubiera sido por casualidad, explotó el primer fuego en el cielo. Estallando en un hermoso tono morado brillante, que acaparó toda la atención de la población a su alrededor.
Por otro lado Hakuji, contempló con los ojos abiertos a Koyuki, quien mantenía los suyos fuertemente cerrados y su ceño algo fruncido, igual que un rubor que se acentaba sin pena sobre sus mejillas, volviendo la escena un momento tierno.
—Yo también lo estoy.
—No... Esperaba eso.
—Por eso te pedí indirectamente que me trajeras. Normalmente el que da el primer paso es el chico, pero ésta vez quería hacerlo yo —confesó con un pequeño brillo en los ojos, junto a una sonrisa orgullosa.
—Así que lo tenías todo planeado —dedujo con una mirada lasciva y una sonrisa coqueta.
—Fufufu, puede ser.
Te amo Hakuji.—Y yo a ti.
Koyuki, ahora yo quisiera hacerte una pregunta.—¿De qué se trata?
—¿Quieres ser mi esposa? —pronunció
—Sí. Nada me haría más feliz —dicho esto, ahora fue él quien volvió a besarla.
Todo parecía ser perfecto; tan perfecto que ni siquiera parecía real.
Y eso fue lo que lo hizo percatarse.Durante unos segundos quedó en blanco, y acto seguido comenzó a escuchar que alguien lo llamaba.
—𝘒𝘶𝘫𝘪... 𝘏𝘢𝘬𝘶𝘫𝘪... ¡𝘏𝘢𝘬𝘶𝘫𝘪! —reaccionó al tercer tono, y al abrir los ojos su mirada se nubló por la tristeza.
Hoy se cumplía otro año en el que su amada Koyuki no estaba a su lado. Otro año más de la muerte de la que alguna vez fue su prometida.
Aún sentía la sensación de sus labios sobre los suyos, el calor de su cuerpo y esas pupilas tan peculiares en forma de copo de nieve.—¿Estarás contento no? Todos los años, la misma noche sueño con ella. Ahora te pregunto: ¿qué te hice yo, para que decidieras quitármela? —cuestionó dirigiéndose al aire, hablándole a quien sea que fuese "el creador".
Hakuji, o mejor conocido como Akaza, habitaba en aquella vivienda donde solía cuidar de la mujer de su vida.
Había adoptado el nombre de "Akaza" después de comenzar a trabajar como sicario. Por la única razón de que no sabía hacer nada mas que robar —cuando su padre estaba débil y enfermo— y matar.
—El mejor beso de Navidad que alguna vez pudiste darme —le dijo a la foto de Koyuki —. Donde quiera que estés.
~FIN.~
(06 de Diciembre de 2022).
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Beso de navidad. [AkaKoyu].
FanfictionSINOPSIS. Koyuki desea con todo su ser dejar un rato su casa para ver los fuegos artificiales en honor a la Navidad, y Akaza estará siempre más que dispuesto a ayudarla cuando lo necesite. ONE-SHOT AkaKoyu/HakuKoyu. AVISOS Y ACLARACIONES: 1. Los per...