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Taehyung había salido a conocer los jardines con el permiso de la Señora Lee. Su segundo día había terminado, según le había dicho el ama de llaves, y la verdad es que todavía estaba curioso de las dimensiones de aquella mansión, así que conocer las rosaledas y ver la fuente de mármol que le había dicho el jardinero, le parecía el mejor plan.

El atardecer iluminaba su rostro y lo guiaba al inicio de aquella enorme rosaleda.

—Esto es precioso...—Musitó mientras iba viendo las flores, no dándose cuenta de que el hermano mayor de Jimin, lo observaba desde la ventana.

Tan solo se había asomado para cerrar las cortinas pero la curiosidad lo detuvo para detenerse a ver a aquel chico curioso que ahora se encontraba dando vueltas como si bailara algún tipo de vals imaginario.

Yoongi podía imaginarse un vals sutil, con tintes dulces de añoranza pura al ver a aquel muchacho, y embelesado en la melodía que estaba creando, dejó un mensaje de texto a la señora Lee.

''Lleven a Canela a la cristalera del jardín, ahora. Gracias, Señora Lee''

Bajó de su habitación aún con la melodía en su cabeza y unas cuantas partituras limpias junto a su pluma negra.

Taehyung se había acercado a la fuente a ver su propio reflejo y quedarse ensimismado cuando los acordes del piano lo hicieron sonreír.

Entre los arboles y flores no se veía al pianista, pero la música resonaba por el sitio y a Taehyung le hizo feliz, así que en vez de ir en busca de la melodía, se sentó en uno de los bancos de piedra a contemplar el atardecer, dando la espalda al músico que solo pudo ver desde su sitio que movía la cabeza como si fuera una hoja cayendo, hondeando de lado a lado.

El enfermero se miró las manos y notó lo duras que eran, las huellas que tenía por haber estado en tantos trabajos con sueldo miserable. Y eso lo hizo sentir mal, porque hoy, a penas había hecho algo y ganaría el triple.

Empezó a llorar, sintiéndose afortunado y a la vez no merecedor de lo que empezaba a tener.

Se levantó, cansado de sus propios pensamiento y avanzó cabizbajo con las lagrimas aún bajando por sus mejillas, cuando se encontró con Yoongi que lo miraba serio y sorprendido de verlo llorar.

—Lo siento.—Hizo una reverencia.—No sabía que hoy tocaría aquí...me retiro primero.—Bajó la cabeza.

Yoongi sentía un cosquilleo en su lengua que se moría por parar al chico, pero no lo hizo. En cambio la melodía, que no había parado durante esa breve interrupción se había tornado agria, oscura, ansiosa.

Taehyung regresó verlo antes de entrar en la casa y pudo aún escucharlo cuando llegó a su habitación. Cuando Yoongi terminó de tocar, vio a la señora Lee con una sonrisa en el rostro.

—Es tan agradable verle disfrutar de un poco de aire y sol.

Yoongi aplanó los labios, y bajó la cabeza soltando un suspiro.

—¿Necesita hablar joven Min?

Negó y se cubrió el rostro con la mano, antes de levantarse del sitio y caminar cojeando hasta la segunda planta.

Al anochecer Taehyung ya estaba haciendo sonreír al personal de la casa con sus anécdotas en los diversos trabajos. Yoongi escuchaba a medias desde el enorme comedor donde cenaba solo porque su hermano menor se había quedado en la casa del novio a cenar.

—¿Entonces has estado viviendo solo todo este tiempo?—Dijo la cocinera.

—Sí señora Mo, no es algo que hubiera querido. Me gusta la vida familiar, pero mi madre falleció cuando era un niño y mi padre prefirió su libertad a mí. Viví en casa de mi tía hasta los 18 pero ella falleció un mes después y claro...debía hacer mi propio camino.

El personal se levantó de repente desconcertando a Taehyung que miró a sus espaldas y vio a Yoongi con una bandeja en sus manos.

—Joven Min, disculpe, no escuchamos la campana. —Dijo la señora Lee quitándole la bandeja de las manos al chico.—¿Desea algo?

Negó y se dio la vuelta para irse, después de quitar la vista de Taehyung.

—Casi no ha comido nada—Dijo la cocinera cuando perdieron de vista al chico.—Señora Lee, si sigue así, el podría empeorar.

—Lo sé, pero odia comer solo y hoy su hermano no está para acompañarlo. Es entendible, el joven Jimin ya hace mucho por él.

—¿Pueden calentar la comida de nuevo?—Dijo Taehyung.

—¿Eh?

—Si es cuestión de salud, soy el que debería hacer todo lo posible para ayudarlo. Soy enfermero, esa fue la razón por la que su hermano menor me contrató.

—Oh...no estaba al corriente de ello. Y yo pidiéndote hacer cosas que van lejos de su profesión.—Dijo con pesar el ama de llaves.

—No, no por favor, estoy aquí para ayudar en lo que sea necesario.

—El señorito Yoongi, puede ser un poco frívolo a la hora de tratar, pero no se lo tengas en cuenta. Es un chico de corazón muy cálido. Solo requiere de paciencia...—Dijo la cocinera entregándole la comida caliente en la bandeja.

—De hecho, puede ser bueno que lo trates tú, Taehyung-ssi. Hoy hasta pidió salir a tocar el piano afuera de casa.

—¿A fuera de casa?—Dijo la cocinera.

—¿Por que tanta sorpresa?—Preguntó Taehyung.

—Porque lleva meses sin salir de casa. Y sin hablar...

—Oh. ¿Señora Lee? ¿Sería posible que pudiera leer el historial clínico de él?

—Sí, sí. Te lo dejaré en la habitación. Ahora sube muchacho, antes de que se vuelva a enfriar la comida.

CONTRA EL TIEMPO | TAEGI YOONTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora