Introducere.

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"Última curva de la carrera. El jinete Kim Taehyung liderando como siempre"

El añil de los orbes tintineaba con el galope del caballo número 14.

Los murmullos inauditos de la sala no dejaban de hacer eco entre las paredes de mármol que reflejaban el día soleado que asediaba la capital rumana. Todos los adinerados temblaban de emoción ante la impune trayectoria que el jockey ganador llevaba.

Pero los temblores del barón Jeon se debían a otra razón.

Eran provocados por la misma persona, pero no los mismos motivos.

Amaba las apuestas de turf, la adrenalina que generaba su cuerpo al apostar dinero sobre un montón de galopadas, era casi una adicción. Viajando por todo Europa en busca de los mejores jinetes, había descubierto sensaciones inhumanas al ver a los animales dar vueltas una y otra vez.

Era casi un arte.

El adinerado joven encontraba la fascinación desde siempre. Las carreras le recordaban a los caballos de porcelana que daban vueltas en el tiovivo de su ciudad. Su infancia, su vida, su emoción desde infante.

Es bien sabido por todos que el barón nunca pierde una apuesta. Y ésta no iba desencaminada.

Con las manos dentro de las mangas sedosas de su camisa, Jungkook se clavaba las uñas roma en su pulcra piel. Estaba ansioso, desesperado. Los ojos centelleaban con el movimiento errático del jinete a la cabeza.

La turbación que incendiaba su conciencia no era como el resto de ocasiones. No era por la carrera, no era por el corcel.

Era por el jinete.

Un mechón oscuro de cabello interfirió en la visión de Jungkook. Lo acomodó con rapidez tras su oreja, denotando el sudor que había comenzado a perlar su dermis. Su pulso se había disparado en aquella recta final de la trayectoria.

Le habían hablado muy bien del jockey por el que apostó. Pero no esperó que entre tanta palabrería rumana, se hallase una joya como esa.

No sabía que era lo que brillaba más en la carrera, si el hombre apuesto o el sol. Pero el barón era cegado por ambos, tanto que en un impulso terminó por apoyar las palmas contra el cristal de la mampara que los separaba.

Un jadeo se escapó de los tintos labios del inglés. Al estar a piques de rematar la carrera, el movimiento de caderas del jinete se volvió acelerado junto al caballo. Esa acción junto con el golpeteo de la fusta contra el muslo del animal, dejaron la boca seca en Jungkook.

Casi araña el cristal al segundo en el que Kim atravesó la línea de meta.

"Una vez más, ¡el ganador de la carrera ha sido Kim Taehyung!

Acerquense a la caja de cobro para los afortunados que dieron su dinero al número 14"

El vitoreo casi ensordece a Jungkook. La sala se llenó de lenguas en festejo que le iban a dar un paro cardíaco. Solo podía escuchar el bombeo latente de sus sangre al ganar la carrera de sus venas.

El jockey se quitó el casco en la pista, a modo de celebración, y todo su mundo se vino abajo.

Era hermosura pura.

Ahí entendió lo que su cuerpo había querido advertirle desde la mitad de la primera vuelta.

Tenía una erección.

—Quiero al jockey número 14 en mi habitación, a las 12—. Anunció al guardaespaldas de su compañía, para que tradujera sus palabras al encargado del Hipódromo que lo acompañaba.

—P-pero señor... Kim Taehyung no acepta peticiones de nadie—. La mirada incrédula del rumano se acentuó.

Pero Jungkook no hizo caso y se retiró al ponerse de vuelta el sombrero. Dejando un sobre con el dinero suficiente para cumplir su capricho.

El jockey iba a aprender a correr su propia carrera.

Sin él saber que la batalla ya estaba ganada.

Albastru whips. [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora