Tʜᴇ ᴀᴄᴄɪᴅᴇɴᴛ

505 51 24
                                    

La música se escuchaba desde la calle de en frente, Tomo me había recogido en su coche para obligarme básicamente a ir a aquella fiesta a la que habían invitado a todos los de cuarto por los buenos resultados que tuvieron en el partido de fútbol.

A mi no me hacía ninguna gracia ir a aquél sitio, era la casa de alguno de los del equipo y se notaba que ya, a las 11 de la noche, la mayoría llevaba más de dos copas encima.

–Esto me da un mal presentimiento.– Dije mirando a su perfil mientras él apagaba el motor del coche.–¿Podemos irnos?–

–Venga Kazu, no seas aguafiestas.– Dijo mirándome y sonriéndome de aquella forma que sabía que no podría negarme.–¡Es tu primera fiesta y hay que darlo todo!–

Bajó del coche con mucho entusiasmo y yo me resigné a salir también, siguiéndole hasta la otra acera donde se veía a gente fuera fumando y bebiendo. La música se hacía más penetrante y eso me incomodaba.

Me agarró de la muñeca y tiró de mi para adentrarnos más de prisa a la casa. Dentro era peor de lo que me imaginaba, la gente bailaba demasiado apretada, casi no había sitio para poder pasar. Chillaban y bebían de forma descontrolada, ¿Esto era una fiesta? Vaya dolor de cabeza.

Nos adentramos a la cocina y ahí no había tanta gente. Eso lo agradecí gratamente hasta que perdí de vista a mi acompañante.

Giré sobre mi eje y le vi en la barra de la cocina sirviéndose algún tipo de bebida, claramente alcohólica.

–¿Qué haces?– pregunté arrebatándole el vaso de las manos antes de que probara ni una gota.–¿Vas a beber siendo tú el que nos llevará a casa después?– Regañé.

Él soltó una carcajada y se acercó con demasía a mi.

–Kazu.. solo uno ¿vale?– Dijo y yo me golpeé mentalmente, ¿Por qué nunca podía decirle que no a nada?

–Bien, pero solo uno.

Me crucé de brazos mientras el se bebía un buen trago del vaso. Volvió a tirar de mi y acabamos en medio de la supuesta "pista de baile" improvisada en el salón.

Comenzó a hacer gestos extraños con el cuerpo y no me extrañaría nada que estuviese intentando bailar.

–¿Se supone que estás bailando?– dije soltando una risita leve ante sus movimientos.

Él sonrió de vuelta y alzó sus cejas.

–Es mi baile maestro, he estado practicándolo durante toda la semana.– Solté una carcajada ante su comentario.–¿De qué te ríes?, es verdad.–

Me agarró el brazo con su mano libre y me obligó a moverme, de inmediato mi cara se volvió roja y carraspeé.

–¿Qué pasa? ¿No sabes bailar?– preguntó en tono burlón. Yo negué.

–No es eso.. simplemente me da vergüenza.– admití mirando a otro lado de forma incómoda, no me gustaba estar rodeado de tanta gente, me causaba un poco de estrés y ansiedad, pero podría soportarlo por Tomo.

–Mira, céntrate solo en mi.– Alcé mis cejas ante su propuesta.–Imagínate que estamos los dos solos en tu habitación bailando.–

Me esforcé mentalmente para imaginarme lo que me estaba pidiendo, me imaginé a ambos en mi habitación mientras mi playlist favorita de Spotify sonaba por la habitación, dejándonos casi sordos, pero felices. Abrí mis ojos y me centré en él.

Funcionó.

Comencé a sentir menos vergüenza de inmediato y me dejé llevar por el ritmo de la música que retumbaba por toda la estancia. Estaba realmente cómodo, aquí, con él.

Volver a querer | KazuscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora