Prólogo

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Kazuha

Tomo.
Desde siempre me pareció un bonito nombre, pero en especial fue por cómo se comportó conmigo durante toda mi infancia.

Aún recuerdo aquella mañana calurosa de Abril, veía a todos los niños de mi edad jugar entre ellos a la hora del recreo y a mi me tocaba sentarme solo junto a un árbol de hojas rojas que caían sin cesar sobre el cemento del suelo. Adoraba aquél árbol, tenía un tronco grande y se extendía con largas ramas hasta terminar en finas extremidades.

Me tumbé apoyando mi espalda en él y cerré los ojos respirando profundamente hasta llenar mis pulmones y soltarlo. Estaba realmente tranquilo hasta que algo chocó contra mi, asustándome.

Abrí los ojos y visualicé a un chico con bufanda de rayas morada acercándose hacia mi.

–¡Disculpa!– Dijo parando en frente mía y agachándose para agarrar el balón de fútbol que había acabado con mi tranquilidad.

–No importa.– Respondí sin mucho interés visualizando todas las acciones del contrario.

Hubo un silencio incómodo por unos segundos y fue roto por él.

–¿Quieres venir a jugar?– Propuso con una sonrisa tan radiante que aún que no tuviera ganas de levantarme y jugar no me veía capaz de negarme. Asentí lentamente levantándome y sacudiendo mi pantalón.

–Vamos.– Tiró de mi y corrimos juntos por todo el patio, hasta llegar cerca de una portería.–¿Sabes jugar fútbol?–

Negué sin siquiera responder y él dejó caer la pelota al suelo y la pisó.

–No importa, te enseñaré.

Mis ojos se abrieron más de la cuenta y abrí levemente la boca buscando qué decir.

¿En.. En serio?

–¡Claro!, venga, empezaremos con unos pases..

Después de aquél día, él siempre me seguía a todas partes, venía cada cambio de clase a verme y a preguntarme sobre mi estado.

Me protegía de todo mi entorno, según él yo era un gatito débil que necesitaba cuidados de un gato fuerte, yo siempre me quejé por ser el gato débil, siempre quise ser como él.. le admiraba. Así pasamos nuestra educación primaria entera, hasta que pasamos al instituto y hubo más gente entrometida que de vez en cuando se metían conmigo por mi altura, por mi pelo, por mi piel tan pálida y por estar tan delgado.

Tomo me defendía sobre todos, se llegó a pegar con varios del equipo de fútbol por mi y a causa de ello hubo muchos rumores de que yo era gay y que le había contagiado a él, convirtiéndole también en eso.

Pero.. ¿Qué mas daba si yo era gay? ¿Acaso me tenían que gustar las mujeres para ser validado como una persona? ¿Qué era lo que estaba mal conmigo?

También hubo muchos rumores debido a mis dos madres, siempre, desde que tenía uso de razón, todo el mundo decía que yo seguramente saldría gay por causa de que mis madres eran homosexuales. Siempre negué ese hecho, siempre me quise hacer el hetero frente a todos los que preguntaban, pero.. en el fondo sabía que no me atraían las mujeres ni un poco.

Y eso me causó una severa ansiedad durante la mayor parte de mi adolescencia.

No quería que la gente viera lo que no era, no quería que culparan a mis madres de que yo era gay por culpa suya, ¡Porque claramente no era así la realidad! Yo era gay porque..

No lo sé, nunca lo supe, no hasta el día del accidente.

No hasta que Tomo dejó mi vida igual que vino tan repentinamente en un principio.

Me destrozó el alma, mi corazón se partió en mil pedazos y sentí como me hundía lentamente en un pozo sin fondo el cual se alimentaba de mis desgracias. El único que me había protegido, el único que me había sacado de mi soledad y de mi desconfianza.

Se había ido. Para siempre.

Volver a querer | KazuscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora