ARKANA ACADEMY

Capítulo 1

Sueño y estoy flotando. Las estrellas me rodean y puedo agarrarlas con mis propias manos. Siento inspiración, paz, fe... Puedo mirar hacia el sol y sentir la energía dentro de mi brillar. Los planetas están alineados, la Luna me dice que deje mis miedos atrás. Miro hacia el Cosmos y me está hablando. "Sé libre... Sé libre".

Despierto. Aún tengo los ojos cerrados. Los abro y veo mi realidad... Mi triste realidad.

Me levanto y el suelo está frío. No recuerdo dónde habré dejado mis lentes, probablemente en cualquier lado de la cama o debajo de la almohada. ¡Oh! Ahí están... Tirados entre la cama y el tocador.

Miro por mi ventana y está nublado. Un día un poco triste... Como lo han sido últimamente. 

-¿Qué es eso lo que te tiene triste? -me pregunta una voz chillona e infantil. 

-Nada... Es sólo que, en Tierra, ya no le veo sentido a la vida.

-El universo te da rumbos y retos repentinos. No todos los días pueden ser felices. ¿Qué es lo que necesitas ver de positivo a eso que te atormenta para que lo superes?

-¿Qué me puedes decir tú? Tú nunca has tocado Tierra. Sólo eres... un tonto.

-Por algo soy "El Tonto" -me responde mientras se sienta en el asiento de mi escritorio-. ¿Qué no has comenzado? ¿Qué es lo que siempre quisiste ser?

-¿No te has dado cuenta? ¡Soy un brujo! Me quemarían si hago algo en casa o en la escuela.

-Es momento que tu talento y tu potencial salgan a la luz... Cree en lo que digo, ¡hoy es un nuevo comienzo!

El ente desapareció entre un polvo de estrellas que sólo yo podía ver.

-Sí... Un nuevo comienzo.

Me meto a bañar y empiezo a calcular estrategias para no toparme con Dan. No quería recibir otro golpe como es de costumbre en la preparatoria. "Primer semestre y todo mal".

Salgo del baño, me cambio, me coloco mi collar de Triqueta oculta debajo de mi camisa y bajo las escaleras.

-Hola, papá. Hola, mamá.

-¡Hijo! -me contesta con optimismo mi padre, el señor Fork-. ¿Qué tal amaneciste? ¿Listo para otra semana de escuela?

-Pues... Amanecí, que es ganancia.

-Uy, qué vivo... -La señora Fork, mi madre, era un poco inestable emocionalmente, pero sentía un amor inmenso por mi, esto en lo que buscaba entre sillones de la sala su computadora que siempre pierde al dejarla arrumbada en cualquier lado-. ¿Han visto mi computadora?

-Está en tu auto, ma. La dejaste estando muy cansada.

-Ahora recuerdo... ¿Cómo sabes eso? Llegué muy tarde... Nunca me viste.

-...Sólo lo sé. Digo, supongo.

-¡Noah, el brujo de Ciudad Astral! Eres increíble, hijo. Deberías hacer espectáculos o algo, ¡adivinas todo! -dice papá mientras tragaba un pedazo de hot-cake con abundante miel de maple, muy contradictorio para su diabetes-. ¿Desayunas?

-No, pa. No tengo hambre... Gracias, se me hace tarde.

-Con cuidado, hijo. ¡No olvides llevarte tres chamarras! ¡Hace mucho frío y no quiero que te enfermes! -Tampoco el T.O.C. de mamá me ayudaba mucho. Dios... ¡Qué horror!

(Me fui a dormir... Seguiré escribiendo en un rato).