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Narra Fabián Hoffmann

Hay un tema que detesto, y ese que detesto es el de los hijos. Entiendo que Grecia quiera, y sabía que este sería un problema a futuro, quiere una familia, en pocas palabras, no la culpo, ya que eso le inculcaron desde niña. Pero yo, no quiero hijos, no se si sea temor, pero no quiero que alguna vez la vida de un giro y terminé siendo como Albert.

No quisiera perderla por esto, es solo que tiene que entender, no es momento siquiera, además de su condición.

Me doy la vuelta y la veo dormir a mi lado. Su semblante es tan relajado que me transmite paz, acaricié su cabello y besé su frente suavemente.

—Te amo —susurré

De verdad la amo, más que a nada en el mundo, y es un sentimiento tan fuerte que hasta a mí me deja sorprendido.

[...]

Salgo del baño arreglándome la camisa y la veo sentada sobre la cama, viéndome

—Hola —me senté a su lado

Seguía viéndose extraña

—¿Cómo te sientes?

Después de la conversación de ayer no ha hablado mucho. No quise herir sus sentimientos, pero lo único que sé es que no quiero que estemos distantes

—Estoy bien —dijo

La mire atentamente. Algo le pasaba desde ayer que la ví vomitando. No me iba a quedar así, iba a averiguarlo

—¿Ya te vas? —asentí

—Volveré temprano, lo prometo —sonrió levemente

Besé su mejilla y salí de la habitación, antes de salir la oí suspirar. Llegué al almacén rápidamente y al entrar ya estaba Colton y otros hombres, detrás de ellos cargamentos

—Ya están las cajas que dijiste, Fabián —me informa Colton enseguida

Aún no sabía por qué se había abrasado con Grecia, he iba a averiguar eso también

—Bien —me acerqué a la docena de cajas

Abrí una de ellas y ví las armas dentro. Esto iría a Suecia. Solo esperaba que fuera Albert quien supervisará el envío y no me enviara a mi a hacerlo

—Vámonos —dije y todos asintieron

Nos subimos en las camionetas y salimos por el otros extremo del almacén, sin que nadie nos viera

—Colton —iba junto a mi

—¿Qué? —revisaba una tablet

—¿De qué hablaban tú Grecia ayer?

Me miró enseguida sin decir nada

—Anda. De algo estaban hablando. ¿O me equivoco?

Él sabía lo que pensaba de todo esto

—Dime —hable demandante

—Tu esposa solo...solo me pedía...

—¿Qué? ¿Qué te pidió?

—Me preguntaba por Eloísa en realidad. Ya sabes, como no ha podido venir

—¿Por eso te abrazó?

—Se puso triste y le dije que todo estaría bien, que te informaría de ellos

No me gustaba para nada está situación. Y el semblante de Colton me decía muchas cosas. Le pedí atentamente que no se acercara a Grecia y lo veo en un abrazo con ella, no solo celos, es solo que se cuales son sus sentimientos hacia ella, los cuales me desagrada completamente





Narra Grecia Evans

Eran las tres de la tarde y estaba sola en casa, había estado en la piscina un rato en la mañana pero me sentí mal y me salí. Esperaba con ansias las pruebas de embarazo que Colton traería

Estaba en la habitación comiendo maní cuando escucho como llaman a la puerta

—¿Señora?

Me levanté y abrí la puerta. Eres uno de los hombres de seguridad

—Dígame —respondí amablemente

—Colton envío esto —me extendió una bolsa

—Oh —la tomé —Muchas gracias

El asintió y se alejó para salir de la casa. Me senté en la cama nuevamente con la bolsa en las manos. Estaba nerviosa, muy, muy nerviosa

Abrí la bolsa y efectivamente había tres test de embarazo. Todos de una marca distinta

—tu puedes Grecia —me dije a mi misma

Entré en el baño y puse las pruebas sobre el lavado. Tomé una y leí sus instrucciones. Hice eso con las tres y ya me había quedado claro que una de ellas podría decirme cuantas semanas tenía

Así que solo tenía orinar sobre ellas

[...]

Me hice las pruebas y las dejé sobre el lavado, otra vez. Cómo quisiera que mi madre estuviera aquí

Ella hubiera sido la indicada para un momento como este. Pero ni siquiera estaba con Alicia o Celeste, estaba sola en el baño, sabiendo que en cualquier momento puede llegar Fabián y hay las cosas se empeorarían 

Tenía que esperar de tres a cinco minutos de la respuesta pero los nervios y mis pensamientos hicieron que pasarán como unos diez minutos enrealidad

Abrí mi boca en una perfecta O al ver las primeras dos pruebas: Positivo. Tenían dos barritas, y la tercera: 4 semanas de embarazo

Solté todas las pruebas de golpe y puse mi mano sobre mi pecho con rapidez

—No puede ser

Ya tenía una idea de que si lo estaba ¿pero eso? Era la afirmación a mis pensamientos

Estoy Embarazada

Sonreí. Me sentía en un sueño la verdad. Me mire en el espejo y a través de este, mire mi abdomen. No sé notaba nada, para ello pasarían meses, pero el simple hecho de saber que ya tenía un mes ahí dentro me hizo sonreír

Ni hoy ni mañana ni nunca.

Las palabras de Fabián se repitieron en mi mente

Mis ojos se llenaron de lágrimas. Una mezcla de felicidad y tristeza me invadió. ¿Qué se suponía que tenía que hacer ahora?. Tomaba pastillas para la presión arterial, y estaba embarazada. ¡Llevaba un mes envenenando a mi bebé!

—Todo va a estar bien. Todo va a estar bien —repetí viéndome el espejo de nuevo

Tenía que decírselo a Fabián. Pero se que iba a molestarse, y mucho. Aunque no es mi culpa, ni suya, no nos cuidamos como debíamos, y este es el resultado. La consecuencia, creciendo en mi vientre

Con algo de temor puse mi mano sobre mi vientre y lo acaricie un poco. Nunca había sentido una sensación así... Era algo maravilloso

Este bebé iba a nacer, con o sin Fabián. Me sorprendió encontrar algo que amo más que a  Fabián. Amo a Fabián con todo mi ser, daría mi vida por él si era necesario, y cuando él murió iba a morir yo también detrás suyo. Pero, al saber de la vida que crecía dentro de mi, ame, pero no era el mismo amor, pero si con la misma intensidad...

—Yo...

iba a hablar pero fuí interrumpida por un grito que venía de la habitación

—¿Cómo fue que Luca se enteró? —oí desde adentro del baño y abrí mis ojos como platos al oír a Fabián decir eso 

Fabián estaba aquí. Y ¿Luca que?...

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