SOMOS ESTRELLAS

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«¿Somos estrellas?» le preguntó una  día un recién llegada a Dios al ver en el lugar en el que se encontraba, anonada por el paisaje tropezó con alguien quién jadeó de dolor. Al voltearse vió que conocía a la persona del pequeño accidente: Era su esposo.

Con lágrimas en los ojos corrió abrazarlo, habían pasado siete años de su muerte y aún lo amaba, habían pasado cincuenta y dos años juntos. Tenían siete hijos y cincuenta nietos, y no era exageración, claro, no contaban a los esposos y esposas de sus hijos, eran una familia realmente grande. Dios le hizo una seña al hombre alto, rubio  y de ojos azules para que le explicara a su esposa cómo era el proceso de la vida y todo lo que acarreaba.

El hombre de nombre Acliades llevó a su esposa a un pequeño salón que estaba lejos de la civilización, al entrar la mujer quedó estupefacta con lo que sus ojos veían. Era un estudio de arte. Y no era un salón ordinario, estaba repleto de cuadros que mostraban paisajes que Phoebe (la mujer) había visto en algún punto de su vida: Su nacimiento, el rostro de su hermana muerta, su boda, el nacimiento de Astrid su hija mayor, la mudanza de Belle su hija menor con sus hijas, los momentos con Camille, la hija de uno de sus hijos que ella había criado, la muerte del amor de su vida, su enfermedad y finalmente su muerte.

«¿Qué es todo esto?» preguntó con el corazón conmovido.

—Es tu vida, los momentos que más te han marcado. Vengo aquí a menudo, cuando morimos podemos visitar a nuestros seres queridos por medio de sus recuerdos— explica—  pero en mi caso no puedo ir a verlos en su presente, cuando me fuí sé que detrás mío dejé caos, y Dios creyó que lo más conveniente era que ustedes me superaran por su cuenta, como a todos aquí, es parte del doloroso proceso de la vida. Ven.

Phoebe tomó su mano y sintió la delicadeza y seguridad de años pasados. Era como volver a casa sin estar en ella. Se dió cuenta de que no era un estudio solamente, era una casa completa, en total tenía sesenta habitaciones. ¿Cuál era la razón?

—Estas son las vidas de nuestros hijos, nietos y bisnietos, podemos hacer de  espectadores en ellas mientras estamos aquí pero no podemos intervenir, solo los desestabilizariamos pero Dios deja que de vez en cuando les demos una ayuda. Antes éramos polvo de estrellas, ahora somos humanos, más tarde seremos otra cosa, la ley de la conservación lo dice y ahora estando aquí lo creo. ¿Cuál habitación quieres ver primero? 

No tuvo ni que pensarlo, sabía que todos sus hijos mayores estaban bien y viviendo una vida en familia bastante apropiada, a ellos los visitaría mas luego, en realidad le preocupaba Camille, ella estaba sola. Además primero quería visitar a los que vivieron con ella en sus últimos años de vida. Belle (su hija menor) Herb (su antepenultimo hijo) Camille (la que crió) Carmen (hija menor de Belle) y Ophelia (hija mayor de Belle).

Primero entró a la de Belle, y vió que luego de su partida ella y sus hijas se aferraban con más fuerza una de la otra, pero que para ella era difícil ya que estaba sin trabajo y con dos adolescentes que aunque fueran muy buenas e inteligentes seguían siendo niñas inmaduras, quiso hacer algo para ayudar pero Acliades le dedicó una mirada furtiva que la detuvo. Solo pudo tocar aquellos cuadros en los que ella estaba. Cambió un solo pincel, porque Dios se lo permitió, ya que Belle necesitaba cambiar algo en su vida que estaba dañando una pintura.

Entró a la de Herb, y vió mucho desorden, él aparentaba estar bien pero los trazos en sus cuadros eran imprecisos e inseguros y supo que no lo estaba en realidad. Con Herb y Camille que eran padre e hija pasó lo contrario que con Belle, su relación se volvió más distante y fría, cosa que molestó a Phoebe. Esta vez Dios le dijo a Acliades que botara el agua con la que estaban siendo limpiados los pinceles, esto en representación de que las soluciones que Herb creía apropiadas no lo eran y que sus ideas no eran tan claras como él creía.

Siguió con la de Camille y sintió nervios de entrar, por primera vez creyó que no se le ocurriría nada para solucionar lo que ella sentía. Al abrir la puerta se encontró con mucho caos, las pinturas estaban derramadas, los pinceles sucios, la paleta tenía grietas y el caballete estaba muy sucio. Miró las pinturas y está vez todas tenían tanto color que emitían cierta tristeza, las formas exóticas y colores chillones solo demostraban desesperación. Phoebe miró a Dios buscando una solución, Él asintió y le indicó dos cosas: La primera era abrir las ventanas, y la segunda era cambiar el lienzo. Ella no entendió el porqué a lo que Él explicó «Necesita dejar que la luz entre, está muy ocupada tratando de darle colores a su vida olvidando que la iluminación también importa, ahora mira la pintura con la luz» le pidió y cuando Phoebe volteó vió que los colores eran grises y los trazos eran firmes, como si quisiera demostrar fuerza. Ella asintió y cambió el lienzo «El lienzo es porque no está usando los materiales adecuados, a veces es mejor cambiar el entorno a cambiar el contenido» y esto era porque notó que Camille se estaba tratando de acoplar a los materiales sin tener en cuenta que ella era el artista.

Entró a la de Carmen, y notó que la menor estaba demasiado reprimida en ciertos aspectos, sus pinceladas eran las de una novata  pero estaba bastante cerca de hacerlo homogéneo. Acliades llevó una hermosa rosa de color azul cielo, y con ella cambió el lugar del caballete, en representación de que si no se sentía bien donde estaba en sus manos sí estaba el cambiarlo.

Por último abrió el cuarto de Ophelia «está un poco más ordenado que la última vez que vine» le dijo Acliades, vió que sus pinturas eran detalladas, como si le diera miedo dar un paso en falso y arruinarlo todo, la paleta de colores eran muy fríos, y notó que Ophelia ya no pintaba por gusto, sino que lo hacía solo cuando se sentía muy mal, y vió que lo hacía a menudo y eso le preocupó. Dios le indicó que trajera nuevas pinturas y que retocara uno de sus recuerdos con ella, esto era para que Ophelia pudiera tener un cambio ya que las personas de las que estaba rodeada más que todo sus amigos hacían que sintiera que el fallo en la pintura era ella y que un cambió de pintura le vendría bien para que viera que a veces es necesario dañar el cuadro para que quede bien.

Salió con Acliades de la casa y vieron el atardecer en una de las colinas que separaban al día de la noche. Era hermoso. Su esposo le dijo que ambos ya debían volver, no como humanos, porque ya lo habían Sido. Debían volver a ser estrellas. Y así fué. Y Dios se alegró de tener a otra hija en su casa y espera con paciencia la llegada de los otros. Primero deben vivir y ver todo lo bueno que El les ha ofrecido para que cuando vuelvan a Él sea para que sean felices a su lado, por eso les permite quedarse con familia aún despues de haber vivido.

De la medicina y otras materiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora