Parte 3

75 10 3
                                    

Si en semanas anteriores le hubieran dicho que terminaría enamorado de alguien que no conoce y que además no era una persona viva estaría seguro que se hubiera soltado a reír hasta morir, ya que no creía que eso fuera a pasar en un futuro próximo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si en semanas anteriores le hubieran dicho que terminaría enamorado de alguien que no conoce y que además no era una persona viva estaría seguro que se hubiera soltado a reír hasta morir, ya que no creía que eso fuera a pasar en un futuro próximo. Sin embargo, al verlo sonreír de esa manera tan cálida, de tal manera que te provoca mariposas en el estomagó, el escucharle hablar de esa manera tan melancólica que te hace pensar que paso por muchas cosas difíciles que no tuvo más opción que optar por la más fácil de todas que fue una muerte apresurada, al sentirlo, sus manos que deberían estar cálidas, no lo estaban, más bien estaban tan heladas que él tenía que cubrirse las suyas para que están no estuvieran tan frías.

El olor que desprendía se mezclaba con los otros olores que se podían sentir en aquel lugar, el olor de los árboles, de las flores a punto de florecer, la humedad que algunas veces se podía percibir mientras caminaban uno a lado del otro. La suave risa que en algunas ocasiones se le escapa cuando él decía cosas sin sentido alguno, esa risa que era tan suave y al mismo tiempo tan intensa que daban ganas de capturar ese sonido que se escapaba de aquellos labios pálidos, esos labios que se veían tan frágiles a la vista de los demás, pero para él se venían tan bellos como la persona que en ese preciso momento se tomaba la molestia de verlo con aquellos ojos oscuros e intensos.

Le gustaba, le gustaba de tal manera que no podía dejar de pensar que todo de él era tan perfecto, tan dedicado con todo lo que trababa de realizar, tan hermoso mientras caminaba de manera lenta por su alrededor, era tan encantador que no supo en que momento dejo de pensar en sí mismo para pensar en alguien más, dejo de pensar en aquel pequeño niño que conoció cuando sus padres aún estaban con vida, para únicamente dedicar sus pensamientos en aquella persona que ya no se encontraba con vida.

—No dejas de mirarme — susurro el peli-negro, posando su mirada en el rubio que lo veía tan embelesado, a los ojos del rubio se sentía y veía de una manera que nadie más le había visto, y no es como que conociera a muchas personas vivas e incluso las que llego a conocer estando en vida, no las recordaba.

—Me gusta mirarte — respondió el rubio dedicando una sonrisa, de aquellas sonrisas que son tan cálidas que crees que no necesitas más para estar feliz. — Me gusta — volvió a repetir, su voz se escuchaba tan tranquila, tan tranquila que te hace pensar que nada malo ocurrida mientras te encuentres cerca de esa persona.

—A mí también me gusta — su respuesta la dijo en un susurro, susurro que el rubio pudo escuchar claramente, pues en el lugar en donde se encontraban no había alguna alma más aparte de ellos.

Les gustaba mucho esa tranquilidad que entre ambos podían encontrar sin importar las situaciones que pasaran. Tampoco recuerdan como se volvieron tan unidos que no había más en sus cabezas que ellos mismo, solo ellos contra el mundo de los que son vivos y muertos.

—Me gustaría hacer algo más que solo mirarte — la voz del rubio se escuchaba tan tranquila ¿Desde cuándo se sentía así con alguien que no fuera su familia? Su única familia, aquella que perdió cuando era un niño que no sabía muchas cosas. —Me gustaría estar contigo por mucho más tiempo — sin darse cuenta, algunas lágrimas caían por las mejillas del rubio, lagrimas que peli-negro fue limpiando con delicadeza, tanta que no sabía cómo actuar en ese momento.

En Otra VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora