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La primera vez que estuve en una enorme casa de ricos fue cuando tenía 16 (y no fue una visita TAN agradable que digamos). Y esta sería la segunda, y no creo que esta casa sea tan grande como la de los Fairchild, pero tiene su toque. 


El chofer dio vuelta en la rotonda -donde había una estatua de una linda mujer-, y se estacionó frente a las escaleras de la entrada. 


—Gracias—Tome mis cosas, y antes de bajar le pague al amable señor que me trajo. 


—¿Le ayudo? 


—No gracias, si puedo—sonreí, y como pude baje la maleta del auto. 


Subí las escaleras, y me detuve frente a la gran puerta de madera. 


Suspire, dejando las maletas en el suelo y toque la puerta. 


Diez segundos después, una pequeña niña me abrió con una sonrisa. 


—¡Hola!—sonrió—¿Eres ____?—preguntó, curiosa. 


—Hola—sonrío amablemente, encantada con la sonrisa de la menor—Si, esa soy yo. Tu debes ser Alisha. 


—¡Si! ¡Al fin llegas! Jack y yo te hemos estado esperando ¡también la señora Brown!—Alisha abrió la puerta completamente, dejándome ver su hermoso vestido rosa—¡Pasa! 


—Gracias—sin dejar de sonreír, pase. 


—¡Jack! ¡Señora Brown! ¡La niñera llegó! 


Parecía ser una niña muy linda. 


De la puerta izquierda del salón, se asomó una señora algo vieja, sonriente, suponía era la señora Brown. 


—Hola querida—se acercó a mi, sonriente—. ____, ¿verdad? 


—Si, usted es la señora Brown, ¿no es así? 


—Llámame Lucy, por favor. 


—Un placer, Lucy—sonreí, recibiendo el mismo acto por su parte. 


—¿Dónde  está Jack?—la pequeña frunció el ceño, golpeando débilmente el suelo con su pie. 


—Debe estar por ahí, cielo—le dice Lucy, en un tono calmado. 


—¡Jack!—Alisha grita, acercándose a las escaleras de la sala. 


—¡Ya voy!—la voz de un niño se escucha por toda la sala—¡Ya voy!—vuelve a repetir, asomándose por las escaleras, intentando ponerse su zapato apresuradamente. 

NIÑERA -miles fairchild. (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora