Estaba retrasada, lo sabía, pero la embriagante loción varonil que aún conserva la camisa le impide pensar con claridad. Arrugando la tela entre sus dedos, cierra los ojos por última vez, recordando ese beso que resucitó a las mariposas de su estómago.
Tres meses transcurrieron y aún podía sentir el calor de sus labios sobre los suyos.
—Ara, ¿aún no estás lista?. —el sonido de los pasos acercándose a ella la regresan a la realidad —Es tardísimo.
—Lo siento —con rapidez regresó la prenda a su lugar. —Ya termino.
—¿Qué tanto haces?. —aparece en su campo de visión.
—No encontraba la pulsera —voltea a verla con una sonrisa —Ya está. —levanta la mano agitando el accesorio.
—Pero mujer, esa no es. —niega acercándose —Déjame a mi, estás muy distraída últimamente.
—Ya me conoces —suelta una risita.
Finalmente sale de su casa acompañada de su equipo. El trayecto en auto no es tan largo, permitiéndole llegar a tiempo para desfilar por la alfombra roja.
Música, bullicio, multitud, flashes de cámaras, es lo que vive en cuanto pone un pie en el pavimento. Para cualquier persona puede parecer una pesadilla, pero ella está tan acostumbrada a este tipo de eventos que los disfruta, sobretodo cuando su trabajo es reconocido.
Con la sonrisa que la caracteriza y siguiendo las órdenes del staff, comienza a desfilar llevándose ciento de ovaciones, pero la tranquilidad que intentaba mantener desde que entró al vehículo que la llevaría al evento se derrumba a sus pies en cuanto sus ojos se conectan con el iris marrón del seductor actor que no le quita la mirada.
Allí, a unos cuántos pasos de ella, se encuentra su mayor fuente de nervios.
Verlo era inevitable, lo sabía, ambos estaban presentes por el mismo cometido, sin embargo, darle la cara y sentirse afectada es un hecho. Por más intentos que hiciera, no estaba preparada para enfrentarlo ni a él y ni a sus filosos comentarios.
Las señales le indican que debe proseguir, todos querían verlos juntos posar para la cámara, así que, agarrando aire con fuerza, avanza regalando miradas y sonrisas seductoras a su paso.
—Hola, amiga —dice, posando la mano en la diminuta cintura de la rubia. Tenían un protocolo el cuál seguir. Las demostraciones de afecto están demás, por lo que simplemente se limitan a sonreírse sin despegar la vista del flash.
—Buenas noches, mi corazón —responde ignorando el sarcasmo.
Sus cuerpos como robots se mueven, posando en diferentes ángulos para los medios de comunicación.
—¿Ya te diste cuenta que no puedes vivir sin?. —sonriéndole a la cámara, reafirma el agarre en su cintura.
La acción causa inestabilidad en la actriz quién se ve obligada a apoyarse en el pecho del moreno.
—He sobrevivido todo este tiempo —le guiña.
Teniéndola pegada a su pecho, Andrés se ve tentado a robarle un beso. Por un par de segundos olvida la gente que los rodea y se debate entre seguir sus impulsos o no, aún sabiendo que no traerían nada bueno.
Finalmente se inclina hacia adelante y deja un pequeño beso en su mejilla al tiempo que le susurra algo al oído.
—Tú y yo tenemos una conversación pendiente. —aseveró antes de soltarla y continuar su recorrido por la alfombra.
Llegando al final, son rodeados por los reporteros quiénes comienzan a entrevistarlos, consiguiendo que se separen durante varios minutos hasta que anuncian el inicio del evento y deben entrar al teatro.