Vida y Muerte

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Había salido un rato a tomar algo de aire, la casa ya estaba limpia, la verdad, no recuerdo haberla limpiado, pero seguramente fue Renée. Fuí a un parque, ya estaba atardeciendo, no me suelen gustar mucho los lugares con muchas personas, así que el parque a esa hora es perfecta para que se encuentren pocas personas. Merodeando por el lugar una zona me llamó la atención, era un banquito que estaba bajo un árbol muy grande, había mucha brisa y la sombra de aquel árbol se sentía fresca, logré ver a dos personas sentadas, estaban tomadas de la mano y muy cerca. Ví que se acercaron tanto y pude observar algo extraño, sus labios se habían juntado ¿Cómo podrían respirar tan siquiera? Me acerqué un poco más a ellos, no sé que podrían estár haciendo pero, se veían tan felices, miré hacia el cielo y noté que estaba oscureciendo, pensé en irme rápido, pero, un impulso me atrapó, me acerqué a un matero y tomé una rosa. Me fui corriendo de ese lugar a esperar a Renée. Al llegar me miré al espejo, mi mente retumbante, no sé realmente en qué pasaba por ella, mis ojos comenzaron a cerrarse lentamente y comenzaron a salir muchos pensamientos...

—Ya llegué! Disculpa la tardanza, pero ya me conoces—Renée ya había llegado, pero extrañamente mi pecho comenzaba a subir y a bajar, sudé frío, empecé a temblar, me sentí tan.. nerviosa—Qué haces? ¿Pasó algo, o por qué te ves al espejo?

No pude decir nada, miré hacia abajo y ví que aún traía la rosa que tomé hace rato en manos, miré hacia al frente de nuevo y miré a Renée por el reflejo.

—Renée, yo...

—Sora, ya me estás preocupado, que pasó? Alguien te pudo ver? Te agredieron??—intentó hacerme reaccionar—SORA RESPÓNDEME TE HICIERON ALGO?!—me tomó de los hombros volteándome hacia el.

Nos miramos un rato a los ojos, de repente, recordé lo que ví en el parque, en ese momento quise replicarlo, quise imitarlo, quise sentir a Renée.

—Es que.. yo...—mi mente aún retumbaba, pero, sin pensarlo tomé a Renée de la nuca y lo acerqué a mi rápidamente, y finalmente pude sentirlo, sentí sus labios, cerré los ojos, lágrimas a punto de salir de mis ojos, mis cachetes ardían, mis manos tiemblan. Esto que siento es.. ¿Amor?

Nos separamos, apenada miré a Renée, intenté correr pero me tomó de la cintura acercándome a él.

—Creo que olvidas algunos detalles, Sora—lo miré extrañada, dudosa ¿Qué se supone que había olvidado?

Me agarró de la mano y acercó la rosa a su nariz, la olfateó sutilmente, se vió tan satisfactorio.

—Supongo que es para mí

—De quién más?—roté mis ojos a un lado.

—Pero, se te olvida algo más..—voltee a verlo de nuevo y fruncí el seño, me parecía que comenzaba a bromear conmigo.

—Recuerdas ese sueño verde? Me salvaste el pellejo, y prometí que te lo recompensaría, también creo recordar que quisiste cobrarte algo conmigo, creo que eso será para otro momento. Pero, por mientras, quiero que recuerdes solo una cosa de ahora en adelante

—Qué cosa?

—Marquemos la historia... La vida y la muerte se unirán a favor del desorden y el amor!

Lo miré sorprendida, pensarlo en tantos sentidos me puede dar jaqueca, me sonrojé al pensar en solo una conclusión.

—La noche aún es joven, Sora, tenemos todo el tiempo del mundo para soñar, pero no dormidos, soñar despiertos...—me devolvió el beso abrazándome, volví a sentir su calidez corporal, me relaja tanto. Caminamos en pasos dispersos, desesperados, el desorden de acoplaba del piso, no le dió tiempo ni de quitarse la corbata.

—Tsk! Maldito idiota, no logro comprender cómo aún sigues vivo—me refugié en su cuello.

—No que odiabas los abrazos?—volvió a reír de forma burlesca.

Algo apenada lo miré directamente, lo agarré de la corbata y lo empujé conmigo a la cama, es momento de mi venganza, ahora debo cobrarme todos los momentos en que salvé la vida de este humano. Pero hoy, me brindará su vida y me apoderaré de su alma, es momento de joderlo cómo lo he deseado...

—Continuará...

Sueño y AgridezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora