Destinado a ser...

cuatro

En una cárcel de alta seguridad una mujer recibía a sus visitas, sus hijos y esposo fueron a burlarse de ella por ser la única a la que metieron a la cárcel ya que de ellos no había delito que perseguir, solo el echo de que les gustaba ser pervertidos entre ellos, Yanli le dijo que su padre le había devuelto a su hijo y que hasta vivían felices todos juntos en una casa de campo que su padre habían comprado hace muchos años con la intensión de escapar de ella en el algún momento y que ese momento por fin había llegado.

La señora Yu solo los escuchaba para ella ya no había nada que le disgustara, emocionará o le provocará algo que no fuera hastío, había caído en una depresión tan fuerte que lo único que esperaba con ancia era su muerte para así dejar de estar en ese mundo, hasta salir de su celda le provocaba desgano, salieron de la cárcel un poco desanimados pues su intención era dejar más loca de lo que su madre ya estaba pero al parecer la depresión que tenía era más grande que su deseo obsesivo de controlarlo todo a su antojo.

La mujer regreso a su celda dónde ya la esperaban las damas que le hacian compañía dentro de su pieza, se acostó en la cama y dejo que hicieran con ella lo que quisieran total que más daba resistirse si de todas maneras la superaban en número, las guardias no hacían nada para evitarlo anque gritaba o las denunciaba, sus compañeras de otras celdas sufrían la misma medicina cada que estas mujeres las usaban como carne de cañon así que vaaa que más da con suerte un día se les pasaba la mano y la mataban en el proceso, eso seri lindo, morir para ya no seguir sufriendo.

En la mansión Xue todo era alegría, los señores regresaron del hospital con tres bebés dos niñas y un niño, como es que había pasado esto, se suponía que el joven Ying estaba en cinta pero supuestamente hasta donde ellos sabían era solo un bebé el que el cargaba en su vientre, aún así se quedaron callados cuando regresaron con los tres bebés, de inmediato los amigos de la pareja llegaron con regalos, para el recién nacido que al nacer de multiplicó.

Cariño se nos hace tarde decía Yang desde la puerta de la alcoba de los bebés, el ya cargaba a las dos niñas en brazos, pero su esposo seguía con el niño a medio vestir, ya estoy por terminar mi amor ve bajando las cosas por favor allá te alcanzo, contestaba el doncel a su marido pero mi cielo como vamos a bajar nosotros primero nuestros invitados vinieron con la ilusión ver a los tres tesoros de la familia, como se los vamos a enseñar en partes, no mejor te espero y bajamos juntos.