dos

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Con el paso de los meses ying ganaba carne para esos huesos, tenía un nutriólogo, un entrenador físico, tomaba clases de idiomas, unos meses más tarde ya podía resistir el entrenamiento por lo que decidió cambiar a natación, aprendió lo básico de varios idiomas, tomo clases de etiqueta y refinamiento, tres años despues ying estaba irreconocible, cuerpo atlético bien formado, curvas de pecado y penitencia, carne en los lugares correctos, cabello largo sedoso negro, piel marmoleada lustrosa, la mayoría de sus cicatrices quedaron en el olvidó.

Señorito ying, el señor llamo para decirle que no vendrá a comer tiene mucho trabajo y quizás ni a cenar pueda llegar, pero que la salida de fin de semana sigue en pie que tenga todo listo para partir mañana muy temprano, decía una de las sirvientas a él novio del señor de la casa, bueno creo que tendré que ir yo a comer con el entonces, prepara todo para llevar, agrega para sus socios y secretarios seguramente quiere dejar todo listo para no llevar pendientes para cuando regresemos del viaje, le contesto ying a la sirvienta, en seguida lo preparamos , gracias me avisan cuando todo esté listo, así se hará señorito.

Ying subió a su alcoba a cambiarse para asaltar a su novio en la oficina, llevaría la comida para que no se malpasara sabía que últimamente solo come lo que el prepara en casa, aunque la mayoría de las veces llega a comer y cenar con el, ha habido ocasiones donde el va hasta la empresa a sorprenderlo con comida para todos. Se arregló lo más que pudo no le gustaba que las personas hablaran mal del aspecto con el que se presentaba en la oficina de su pareja aunque el le había dicho que nunca se avergonzaría de el prefería poner más cuidado con las prendas que usaba para ir a visitarlo.

En la oficina de Xue*Corp, los empleados, asistentes,  secretarios y asociados, estaban al borde del colapso, había sido un mes horrible,  todo por qué el jefe se le había ocurrido aceptar la invitación de sus archienemigos los Jiang para asistir a la boda de su hija mayor la señorita jiang Yanli con el rico heredero Jin Zixuan, se iría más de dos semanas como mínimo, quería dejar todos los pendientes resueltos lo que era casi imposible ya que era la constructora más solicitada del país.

Tenía muchas cuentas a su cargo y proyectos variados que iban desde mansiones particulares, plazas comerciales, hoteles y centros nocturnos, así que ahí estaban todos atorados con el jefe tirano tratando de adelantar todo lo que se pudiera adelantar, señor dicen los provedores que no pueden hacernos llegar las facturas de los materiales hoy por qué en la isla el tifón daño la conectividad de Internet solo están funcionando con radio y teléfono digital.

No quiero más escusas, quiero esos balances de gatos terminandos y en mi escritorio al final del día o dense por despedidos por irresponsables, los secretarios salieron huyendo de la oficina del ogro, perdón de su jefe, al salir chocaron con alguien que ellos conocían muy bien, se alegraron por que su salvación había llegado, para nadie era un secreto que el único que podía domar a esa bestia era su presioso novio, el doncel más hermoso, alegre, amable, sexi y fuerte que jamás habían conocido.

Lo habían visto derribar el solo a varios tipos que en una ocasión quisieron atacarlos en la salida de un centro de recreación nocturna había salido en las noticias locales, señorito Wei bienvenido, esperamos sea una visita placentera, dijeron los empleados al doncel, esperemos que si, mis ayudantes están sirviendo el almuerzo para todos los empleados por favor dirijanse allá mientras yo alimento a mi novio, contesto ying guiñándole un ojo a los secretarios que salía de la oficina de su pareja.

Ying entro a la oficina de su novio, apenas iba a decirle que dejara todo lo que estaba haciendo para que comieran juntos, cuando el jefe comenzó a despotricar de la ineptitud de sus empleados, déjame solo,  son una bola de inútiles nada pueden resolver si no estoy aquí para estar agilizando las cosas, lárgate no quiero a nadie en mi oficina, como la persona que estaba dentro de la oficina no se movía iba a lanzarle una taza que se había enfriado con un remedo de café insípido, se había acostumbrado a las delicias que cosinaba su novio, que las gachas de arroz que le llevaban los de la cafetería simplemente le sabían horrible.

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