Pequeñas pinceladas

Besos

Katsuki tenía la sensación de que con la liga de villanos derrotada y la paz respirándose en el ambiente, podía centrar su mente en algo más que no fuese ser un héroe. Quedaba poco para la graduación y con ello pasaría a formar parte del nuevo sistema de héroes que habían ayudado a construir.

Quedaba poco para la graduación y con ello pasaría a formar parte del nuevo sistema de héroes que habían ayudado a construir.

Tener un poco de paz y poder dedicarse a ser un estudiante normal, aunque fuese solo durante unos meses estaba bien, pero había algo que lo molestaba profundamente. Y era que con la llegada de la paz las hormonas de todos parecían haberse descontrolado.

Sus amigos habían pasado de hablar de que sistema de entrenamiento era mejor al intentar averiguar cómo conquistar a las chicas. Y si eso no era suficiente como para crisparle los nervios, estaban todos esos grititos y suspiros que escuchaba por los pasillos. ¡Joder! Qué no se daban cuenta de que las oía perfectamente., decir que sí estaba buenísimo o cualquier mierda de esas.

Las relaciones amorosas eran algo que su obstinado cerebro se negaba a procesar. ¿De verdad acabaría enamorándose de una fémina, con gustos tremendamente exagerados hacía las cosas monas, que lo llamaría amor? Se sintió asqueado solo pensarlo.

Hace ya un tiempo, justo cuando entraba en la secundaria, su padre le habló del amor, las relaciones sexuales y todas esas mierdas, y una cosa le quedó clara, uno no elige de quién se enamora. Y eso le quedó claro desde el inicio, puesto que no había lógica alguna en el matrimonio de sus padres.

Por otro lado, había descubierto, no hacía mucho, que uno de sus mejores amigos era gay. Quizás él también lo era, eso explicaría su creciente disgusto hacía las mujeres y su poca tolerancia a sus idioteces.

Y en medio de todo ese ajetreo hormonal estaba Izuku. ¿Qué sentía en realidad por Deku? Porqué ya se había dado cuenta, de que el hecho de que su corazón se paralizará cada vez que el chico de pecas dedicará un halago al bastardo mitad y mitad o a la cara redonda su corazón se paralizara no era del todo normal. Esos celos posesivos estaban ahí por algo.

Pero después de todo lo que habían vivido podía siquiera imaginar que acabarían juntos como en esas tontas películas romanticonas que veía su madre. ¡Vamos! Qué esas cosas solo pasan en las películas.

– Bro... bro... Katchan...– Antes de que Katsuki pudiese decir nada, Kaminari le estaba robando una cucharada de curry. – ¡Ah! ¡Pica! ¡pica!

– Te está bien merecido, idiota. ¿Por qué mierdas pruebas mi comida?

– En realidad ha sido culpa tuya Bro, llevamos un rato hablándote y tu ni caso.

– ¿Dónde está Deku? – Dijo Katsuki dando un vistazo a la cafetería, por lo general el nerd comía junto a ellos, Todoroki, Iida y él se habían acostumbrado a comer con ellos. El bastardo y el cuatro ojos estaban allí, concentrados en una conversación diferente a la suya, pero no había rastro de Izuku.

– Hace cómo diez minutos que se fue, Uraraka vino a pedirnos unas mancuernas para entrenar y él dijo que llevaba en su mochila. –Dijo Sero justo antes de probar el curry– Mmm no pica tanto Kaminari, y está buenísimo.

– Acábenselo si se atreven, buitres– Dijo Katsuki mientras se levantaba y salía a buscar a su amigo.

– Debería ser más sincero con sus sentimientos– Dijo Kaminari mientras sopesaba si comerse otra cucharada de ese curry.

– Bueno, ya sabemos cómo es... – Dijo Kirishima probando también el curry– Por lo menos ahora no lo molesta como un niño de primaria.

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