Capítulo 1

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- Y comieron felices y vivieron perdices. Fin....

- Que típico final para un libro. - Me digo mientras cierro la tapa trasera del libro y vuelvo a contemplar la bonita rosa que forma parte de la portada negra.

¿Cuántos libros con finales felices deben haber? - Me pregunto para mis adentros. - La verdad es que muchos, no recuerdo cuando fue la última vez que leí un final amargo.

- Katyyyyyyy!! Baja a desayunar!!! - La voz de mi madre se irrumpía en mis pensamientos.

- Vooooy mamaaaá! - Chillo con todas mis fuerzas para ser escuchada.

Bajo corriendo para la cocina, olía a huevos fritos con bacón, mmm... que ricos!!!

- Llegarás tarde a la Universidad como no nos demos prisa. - Decía mi madre algo nerviosa mientras me acercaba el plato.

- No pasa nada, hoy es la presentación, hasta la semana que viene no empiezo las clases. Dije intentando quitarle la importancia que tenía. Yo, Katy Smith iba a ir a la Universidad, no me lo creía.

Cuando tenía 12 años sentía que el tiempo pasaba muy lento, el instituto se me hizo eterno y desde que lo terminé el tiempo se me ha pasado volando.

- Salimos en dos minutos. - Dice mi madre con tono determinante.

- ¿Pasaremos por mi residencia a ver la habitación que me ha tocado? - Le pregunto mientras me imagino la típica habitación de residencia universitaria. Confieso que me he pasado los últimos días mirando habitaciones universitarias sin parar por internet.

- Si... - Dice mi madre un poco triste. 

- ¿Pasa algo mamá? - Pregunto un poco preocupada.

- Tu padre hubiera estado muy emocionado de poder haberte acompañado hoy. - Dice con los ojos llorosos y la voz entrecortada.

- Papá... - Digo pensativa. Mi padre falleció cuando tenía 10 años en un accidente de tráfico, estaba volviendo de trabajar y se le cruzó un ciclista, según nos contaron los testigos del accidente, él pegó un volantazo para no atropellarlo, con tan mala suerte que se cayó por el barranco de la montaña. El coche quedó hecho cenizas y a mi madre le tocó reconocer el cuerpo destrozado de mi padre. Esto último me lo contó hará un par de años. Tuvo que suponer un trauma para ella.

Mi padre y mi madre eran muy felices juntos, se querían mucho y me querían por encima de todo. Después de la muerte de mi padre, mi madre perdió su trabajo y se encerró en sí misma durante un año, por suerte tenían muchos ahorros y pudimos sobrevivir las dos. Al hacer un año de su muerte, de un día para otro, mi madre cambió su actitud y se espabiló, encontró trabajo de nuevo y ahora llevaba ya casi 8 años trabajando de enfermera en el hospital más grande de mi ciudad.

- Vamos Katy, levántate que nos vamos, siento haber mencionado a papá en un día tan importante como hoy. - Dijo con un tono más firme y tranquilo.

- No pasa nada mamá, a mi también me gusta pensar en él de vez en cuando. - Digo mientras salimos por la puerta de casa.

Después de mi padre, mi madre no ha estado con nadie, ojalá pronto pueda encontrar a alguien que le haga feliz y pueda rehacer su vida y más ahora que no estaré con ella durante la semana. Me hacía mucha ilusión ir a la universidad pero también me preocupaba dejar a mi madre sola, ella me decía que tenía que pensar en mi misma y no en ella. Estaba muy orgullosa de mi, pero yo también lo estaba de ella, por habernos sacado a las dos adelante.

- No hagas muchas horas extras cuando me vaya a la facultad. - Digo en voz alta sin querer.

Mi madre me mira desde el asiento del conductor y me dice: - Hija, ya lo hemos hablado, adoro mi trabajo y vivo para él, cuando has estado en casa no hacía tantas horas para poder pasar tiempo contigo, pero ahora que estarás fuera, no le veo el porqué no hacer tantas horas.

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