𝗝𝘂𝗻𝘁𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗿𝗲𝘃𝘂𝗲𝗹𝘁𝗼𝘀.

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Otro rol bien intenso con el amor de mi vida Chu, está vez si que tomamos mucha consideración con Killua 99

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Otro rol bien intenso con el amor de mi vida Chu, está vez si que tomamos mucha consideración con Killua 99. Así que aquí tienen.


Gon miraba su reflejo en el espejo alto. No llevaba ninguna prenda que cubriera su obvia desnudez, empezó a inspeccionarse en busca de imperfecciones.

Movió el cuerpo de manera lateral levantando los brazos gruesos hasta la altura de su clavícula para mirar abajo.

—Mis piernas están más gordas que antes... —suspiró ante su percepción, en realidad estaba igual pero su comparación constante con su otro yo le hacía dar esa conclusión.

Los dedos de los pies se movieron como si le estuvieran dando un saludo. Iba a darse la vuelta para ver su trasero pero la puerta siendo abierta le interrumpió.

—¡Aquí estás! —dio un salto en su lugar por el susto. El Gon menos bronceado pero con una contextura definida se acercó llevando su típica camisa blanca sin mangas y short verde. —¿Qué haces?

—¡Puedes tocar antes! —se cubrió con una de las prendas que descansaban en la cama.

—Pero si ya te he visto desnudo antes, es decir, eres yo...

Estaba a nada de sacar humo de las orejas, estaba empezando a pensar lo raro de la situación al tenerse asimismo al frente. Pero negó para empezar con su idea inicial.

—¡Salgamos un rato! Estoy aburrido de estar tanto tiempo sin Killua.

Gon de la versión antigua al contrario de lo que esperaba se cubrió con las sábanas para crear una capa protectora contra fantasmas.

—¡Oye! ¡No me ignores!

A veces no lo entendía. Bueno, no se entendía... Como sea. Empezó a comportarse extraño desde que empezaron a comer más cantidad comida de la usual, en el momento de intimar los tres juntos siempre se aislaba o estaba en un rincón como si se tratara de una penitencia. Tuvo varios intentos en hacerlo hablar de lo que lo inquietaba pero no lo logró.

Y eso que ambos eran tercos.

El de la camiseta blanca se sentó en la cama tras suspirar, haciendo que el colchón se hundiera por su peso. Solo Killua iba a ser capaz de hacerlo hablar, esperaba.

La habitación entera la compartían desde que empezó su relación digna de harem de anime. Tenían cosas esparcidas en cada parte, hasta en el suelo.

A veces tenían sexo de manera individual con únicamente Killua decidiendo a uno de ellos cada cierto tiempo, pero para el Gon de la versión moderna sabía que su contraparte había rechazado varias veces. Gravísimo. ¿Quién haría tal abominación?

—Esto es grave... —susurró en voz alta.

El albino estaba afuera de compras. Solía irse a tomar largas caminatas cuando se levantaba temprano y no regresaba hasta dentro de unas horas. Esperaba que apareciera pronto.

𝐸𝑠𝑐𝑟𝑖𝑡𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑟𝑡𝑜𝑠 ¦ KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora