La Despedida

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Ochoa entro a la suite, cerrando la puerta tras de él y dejando salir un largo suspiro mientras se recargaba en ésta. México había ganado contra Arabia Saudita, pero aún así no lograron clasificar. Era la primera vez en años que la Selección Mexicana no lograba avanzar a octavos de final, y ya se imaginaba como estarían los aficionados en las redes sociales, probablemente ahorita estuviera recibiendo miles de comentarios y mensajes de odio, e incluso amenazas de muerte, los llamados fans podían llegar a ser bastante crueles cuando perdían.

El arquero mexicano se pasó una mano entre sus cabellos rizados, que seguían húmedos por el sudor, y decidió caminar hacia la cocina para servirse un vaso de agua. ¨Tendré que tomarme un descanso de las redes sociales,¨ pensó para sí mismo mientras tomaba otro trago al vaso, ya se sentía miserable por tener que regresar a casa tan temprano en el mundial, no tenía caso torturarse más leyendo todo el odio de los fanáticos.

Ochoa dejo a un lado el vaso que tenía en la mano y se recargó en la barra de la cocina, dejando divagar a su mente, es verdad que se sentía avergonzado por su desempeño en el mundial, se castigaba diciéndose que pudo esforzarse más, hacerlo mejor. Pero sabía que su corazón también estaba decepcionado, porque no pasar a la siguiente fase significaba tener que regresar a México, irse de Qatar, lo cual significaba a su vez que ya no podría seguir viéndolo a él, al hombre del que estaba enamorado desde 2012, aunque si alguien le preguntaba lo negaría rotundamente. Sin embargo, ahí completamente solo en la oscuridad de esa cocina, con su sentimiento de derrota y desesperación, al menos podía admitirse a sí mismo que estaba enamorado de Lionel Messi.

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No es como que Guillermo creyera en el amor a primera vista, pero eso fue casi lo que le ocurrió con Messi, del cual quedó prendado completamente después de su corta interacción durante el partido ocurrido en Miami, allá por 2012, el joven Ochoa de 27 años se acercó a un aún más joven Messi para pedirle una foto, la cual el argentino acepto con efusividad, dedicándole una amplia sonrisa al mexicano, el cual se quedó sin habla por un momento y sintió su rostro enrojecer. Después de eso el argentino simplemente se despidió del otro y regreso con sus propios compañeros de equipo, completamente ignorante a los sentimientos que empezaron a bullir en el estomago del arquero.

El mexicano se quedó pensando que solamente él había sido el único en sentir la electricidad y tensión entre los dos ese día, hasta que volvió a encontrarse con el delantero durante el mundial del 2014, que tuvo lugar en Brasil.

En ese entonces, el joven arquero asistió a una fiesta, realizada para celebrar todos los equipos que habían logrado pasar a octavos de final. Memo se encontraba platicando con Márquez y Guardado cuando vió a entrar al argentino y no pudo evitar quedarse viéndolo, se preguntaba si el delantero se acordaría tan siquiera de aquella interacción entre los dos ocurrida dos años antes.

Su pregunta fue contestada cuando el otro jugador cruzó miradas con él. Ochoa, avergonzado, volteó rápidamente la mirada, concentrándose nuevamente en la conversación ocurrida frente a él y maldiciendo mentalmente porque sentía que había quedado como alguna clase de acosador.

Seguía regañando a sí mismo cuando escucho una voz que lo llamaba desde atrás.

-¿Vos sos Memo Ochoa, verdad?- el susodicho giró rápidamente la cabeza para observar a la persona que le hablaba desde atrás suyo, era Messi.

-S-si, soy yo.- contestó trastabillando con sus palabras. Guillermo sentía que su corazón estaba a punto de salirse por su garganta con solo tener al hombre frente a él. Esperaba ya haber superado el, según él, pequeño crush formado durante su partido amistoso hace dos años, pero al tener al argentino enfrente de nuevo se dio cuenta que este no había disminuido ni un poco.

La despedida (Lionel Messi x Memo Ochoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora