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El sonrojo que tenían tus mejillas en los días calurosos eran adorables.

El brillo de tus ojos al mencionar el pastel de queso era delicioso.

Tu voz adormilada en las madrugadas era encantadora.

Los cólicos en tu período se volvieron mis mejores amigos.

Aglaé llenabas cualquier hueco en mi interior.

Siempre TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora