— Buenas noches, emperador.— Dijo la nerviosa pero sonriente y optimista jóven parada frente a la enorme cama del lobo que superaba los dos metros, el líder Ghraok.
— Ya te dije que no me digas así, Kara. No soy como el emperador que antes te ordenaba, en primer lugar yo soy más apuesto.— Gustaba de bromear, aunque sí, si era más apuesto.
La jovencita sonrojada asintió varias veces, no estaba acostumbrada a que le agradara de aquella forma el hombre que le daba órdenes, esa niña se sentía segura y cómoda en el palacio.
— Duerme bien, Kara. Asegúrate de despertar a Alba, la última vez se olvidó de supervisar a las chicas en la cocina y tuvieron que limpiar toda la harina que tiraron al suelo, ella les dijo que se abría al revés, hahaha. . .—
La chica volvió a asentir, y abandonó la habitación lujosa de Ghraok. Él no entendía el valor que aquellas posesiones le daban al lugar donde descansaba, pero si para sus súbditos eran importantes, para él también.
Apagó la antorcha pasando la mano por encima del fuego, y se puso cómodo. Era momento, Ghraok tenía más ganas de dormir por aquella voz que le había indicado hacerlo que por el mismo sueño y agotamiento.
Seguía conmocionado por haber "causado" la muerte de la vagabunda de las arenas, pero, él entendía que no podría haber controlado lo ocurrido, estaba fuera de su alcance aquél poder que habitaba dentro suyo, seguía siendo un misterio y hacia al moreno una enorme hoja en blanco.
Cerró los ojos, y se relajó, dejando que el sueño lo atrape.
(. . .)
Y ahí estaba, en el mundo de los sueños, como él lo llamaba. Hace tiempo había aprendido a controlar lo que soñaba, al punto de simplemente hacer de sus sueños un entretenimiento asegurado, muchos querrían estar en su lugar en ese aspecto.
Se encontraba ahora mismo, en su palacio, como cualquier día, pero todo se ve más borroso que de costumbre, primer señal para Ghraok de que las cosas estaban saliéndose de las manos, pero tenía que seguir soñando.
— ¡Acércate, anda! Seas quién seas. . .— Alzó los brazos, una multitud de súbditos enloqueció en gritos y cantos en apoyo a las palabras de Ghraok.
Se empezaba a impacientar, no era consciente de cuánto tiempo estaba pasando en "el plano terrenal" pero sabía que era mucho más rápido que ahí dentro.
Y como escuchando sus demandas, pronto las multitudes callaron por completo, pues estaban viendo a una figura acercarse, ennegrecida, era como una silueta, pero a aquella distancia debería notarse al menos un mínimo detalle de su apariencia real.
Las figuras de sus súbditos fueron desapareciendo, una a una, mientras Ghraok se levantó de su trono, nervioso como nunca pues obviamente desconocía lo que ocurría, qué quería, o qué tenía que ver en el accidente de la vagabunda.
Un rayo de luz lo deslumbró unos segundos, y poco tiempo después, quedó cara a cara con esa persona.
Era una mujer, apenas más baja en estatura que Ghraok. Rasgos fuertes, cabellos rojizos, una musculatura muy pronunciada, y piel morena como él.
Se quedó paralizado, enmudeció viendo a aquella mujer, que con sus orbes doradas iguales a las propias detuvo toda palabra posible.
Pero ella rompió el silencio.
— Ghraok. Debes salir del palacio, lo más pronto posible. Hay más gente que necesita de tu ayuda, mucha más.—
El ambiente se hizo más pesado. . .
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El Llamado
AdventureGhraok es un muy jóven e inesperado líder de un gran grupo de supervivientes del desierto. No es nadie común, posee un gran poder que aún no explota, sin embargo, no es feliz. Él nunca supo de dónde vino, solo recuerda haber despertado, desnudo y pe...